El entrenador Ron Rivera se perdió la práctica del martes para el primer partido de Washington en la temporada, a fin de comenzar un tratamiento contra una forma de cáncer en la piel.
“Realizamos todo con normalidad”, dijo Jack del Río, quien sustituyó a Rivera en el entrenamiento como estaba previsto. “En buena medida todo fue normal”.
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Exactamente como Rivera hubiera querido. El experimentado entrenador no quería que su diagnóstico ni los tratamientos de un carcinoma de células escamosas interfirieran con las actividades del equipo.
Del Río, el coordinador defensivo, siguió las órdenes y encabezó las prácticas para el partido del domingo, primero de la campaña, frente a Filadelfia.
“Sabíamos que estas cosas iban a ocurrir”, comentó Del Río. “Vamos a seguir concentrados en lo que estamos haciendo. Presto atención a lo que él dice al personal y al equipo, y transmito esas cosas”.
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Del Río negó tener información actualizada sobre el estado de Rivera. Confió sin embargo en que el entrenador vuelva este miércoles a las instalaciones de prácticas.
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Rivera, de ascendencia puertorriqueña y mexicana, ha tenido un agitado comienzo de gestión con Washington. Desde su llegada, el equipo ha desechado su mote de Redskins, considerado racista, y ha debido responder a acusaciones de hostigamiento sexual atribuidas a distintos empleados desde hace años.
Además, Rivera ha debido comenzar su batalla contra el cáncer.
Pese a los problemas de salud, Rivera ha buscado formar parte de un “cambio de cultura” al que ha instado el dueño del equipo Dan Snyder. Washington tuvo una foja de 3-13 en la campaña anterior.
Y Del Río jamás ha tenido dudas sobre la capacidad de Rivera para enfrentar los problemas que surjan.
“Es sólido como una roca”, dijo. “Pienso que ha sido increíblemente estable. Es excelente para comunicarse con el personal y con los jugadores. Nosotros, como coordinadores, simplemente lo complementamos y lo apoyamos como podemos”.
