La pegajosa melodía de “Baby Shark” llegará a la Serie Mundial de las Grandes Ligas.
Cuando Gerardo Parra de los Nacionales de Washington, acuda al plato durante uno de los partidos en casa contra los Astros de Houston.
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Una canción que comenzó a tocarse en estadio como un dulce tributo al gusto musical de la hijita de 2 años del jugador venezolano se ha vuelto una suerte de grito de guerra para los espectadores en el Nationals Park — que cantan y aplauden al compás, con los brazos extendidos _ y sus compañeros _ que hacen sus propios gestos tras cada hit, incluyendo tocar el índice con el pulgar después de sencillos.
Algunos jugadores hacen ejercicios luciendo una bandana con un tiburón de caricatura. Algunos fanáticos lucen disfraces de tiburón. Hay incluso un pequeño tiburón azul de peluche que Parra colocó.
Toda esa locura pudiera ser vista por las audiencias televisivas globales cuando la Serie Mundial pase a Washington.
“Como que tomó impulso … todos pensábamos que iba a ser por uno o dos partidos. Pero se volvió algo bueno, algo que hizo participar a los fanáticos”, dijo el segunda base Brian Dozier. “Fue excelente verlo en los playoffs. Todo el mundo de pie. (Parra) podía poncharse o batear un jonrón y todo el mundo estaría aplaudiendo de pie”.
La canción refleja la atmósfera relajada y la actitud animada por las que muchos en los Nacionales dan crédito a Parra tras su arribo en mayo procedente de San Francisco. Muchos jugadores dicen que esa atmósfera ha sido clave para la recuperación de Washington, de 19-31 ese mes al Clásico de Octubre ahora.
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“Estamos aquí en la Serie Mundial”, dijo Parra, “porque jugamos juntos. Lo hacemos todo juntos”.
Y están los bailes en la banca tras los jonrones y a puertas cerradas tras las victorias. Los abrazos estrechos, incluyendo a Stephen Strasburg, quien admitió: “No soy muy abrazador, pero ellos me rodean. Así que no me queda más remedio”. Las gafas oscuras lucidas por Parra _ con armazón rosa _ y Aníbal Sánchez _ con lentes amarillos _ incluso durante los partidos nocturnos, una tradición que empezó en junio.
“Somos afortunados de tener a tipos como Parra, Aníbal, Fernando (Rodney), tipos que han llegado y cambiado la cultura en los vestidores”, dijo el relevista Sean Doolittle, nombrando a tres jugadores nuevos en el equipo de 2019, incluyendo dos adquiridos a mediados de la campaña. “Y ha puesto a muchos aquí relajando y jugando con más diversión, para serles honestos”.
Seguro, no se puede ignorar el hecho de que jugadores importantes se lesionaron temprano en la temporada y que los Nacionales están saludables ahora.
Y sí, tener a ases como Strasburg, Max Scherzer y Patrick Corbin, junto a toleteros como Juan Soto y Anthony Rendón, ayuda.
Pero con el calendario diario y la rutina en los camerinos, probablemente es bueno que los 25 en la nómina activa disfruten la compañía mutua y encuentren maneras de dejar que se disipen las derrotas en medio de risas.
“Estábamos pasando por un momento en el que estábamos tan tensos y teníamos todas esas expectativas, y de cierta manera no las estábamos cumpliendo, y todo el mundo se estaba presionando y escuchando todas las distracciones exteriores”, dijo el receptor Yan Gomes.
Recordando cuando el equipo se hundió 12 juegos debajo de los .500. “Entonces un par de muchachos llegan y decidimos deshacernos de ese peso en nuestros hombros y simplemente bailar como si nadie nos viese”.
Nada simboliza eso más que la tontería del Baby Shark. Una canción infantil con millones de vistas en YouTube. La misma fue creada por una compañía sudcoreana _que es diferente que la versión equivocada tocada por Fox durante su transmisión del segundo partido de la serie.
En junio, Parra estaba tratando de escoger una nueva canción para sus viajes al plato. El pelotero se decidió por la canción favorita de su hija.
Nadie se imaginaba que se iba a convertir en un fenómeno.
“A la gente le gusta. Sus hijos la disfrutan”, dijo Parra. “Eso me hace feliz”.