Nadie lo podía creer. El 4 de junio se confirmó que el entrenador Janne Andersson dejaba afuera de la nómina de Suecia a Zlatan Ibrahimovic, quien se restó solo de la selección. El estratega dijo que no lo necesitaban, nadie le creyó, pero lo demostró con creces en el Mundial, porque metió a su equipo en los cuartos de final de Rusia 2018, luego de batir por 1-0 a Suiza.
El partido prometió en el arranque, porque los helvéticos avisaron al primer minuto y antes de los 15’ los suecos probaron dos veces, con Marcus Berg como protagonista, pero con muy poca precisión.
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Duro, apretado, difícil. Así era el compromiso, sin un claro dominador. Aunque los escandinavos avisaban más, teniendo a Ekdal como el más insistente, con remates de media distancia.
En la otra vereda el más peligroso era Shaqiri, que cada vez que veía un claro, martillaba con su zurda, aunque al igual que el resto de los jugadores, sin mayor suerte.
Fue así como se fueron al complemento, donde Suecia tomó las banderas de ataque y se fue con todo en busca del gol. Esa actitud le iba a dar frutos, y muy buenos.
A los 66’ por fin llegó el gol. La figura de los amarillos, Emil Forsberg, tomó la pelota y mandó un derechazo de media distancia, que dio en Manuel Akanji y se clavó en el arco de Yann Sommer. Merecido para los que más querían.
Como era de esperarse, Suiza soltó sus características amarras y se fue a buscar la paridad, con los laterales Lang y Ricardo Rodríguez como ejes. Cuando quieren, se puede atacar, pero algunos se deciden cuando ya es muy tarde.
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Pese a tener ocasiones, los de rojo no pudieron remontar y se quedaron en el camino, mientras que Suecia demuestra que sin Zlatan Ibrahimovic sí se puede y sueñan con meterse entre los cuatro mejores de Rusia 2018.