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Papá sin garatas: los dos coaches que dirigen a Héctor DePlaymaker

El Calce conversó con el comentarista radial, Héctor De Playmaker, y con sus hijos con motivo de la celebración del Día del Padre

PlayMaker (DENNIS A. JONES)

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Papá está hablando, y Alonzo y Denzel van pendientes.

Son las cinco menos cuarto de la tarde y Héctor Torres —excelente pícher en radio–  es un bateador en el plato que recibe lanzamientos similares a los que acostumbra a tirar en La garata de la Mega. Alonzo, con el ímpetu ese gufia’o de sus siete años de edad, quizás piense que el bateador deba tocar y arrancar a correr o hacer swing pa’ buscar el bambinazo. Denzel, con la prudencia de hijo mayor, a lo mejor le aconsejaría trabajar bien el conteo.

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De todas formas, DePlaymaker va tranquilo. Las señales que le llegan desde la primera y la tercera base de su vida son lo mejor que le ha pasado.

“Son mis coaches. No hay manera de que ellos no lo sean. No la hay”, dice De Playmaker en esta tarde de día de semana.

Los dos son locos con papi: “El mejor papá”, dice Alonzo, mientras Denzel asiente con la cabeza, como si fuese una conferencia de prensa de algún staff técnico tras una apabullante victoria. Es que DePlaymaker no juega de bateador emergente en esta alineación, va de jonronero deluxe. De hecho, es un cuarto bate y sus coaches no vacilan en recordárselo.

“A mí lo único que no me gusta es cuando se va de viaje, porque estamos días sin verlo”, dice Denzel, de 12 años de edad. Debido a su guiso con la NBA Latino, De Playmaker tuvo que viajar durante la temporada que recién finalizó, lo que le costó perderse par de juegos con sus coaches.
“Ahí sí que me hace falta y lo único que tenemos es por teléfono o por WhatsApp. Me pongo triste hasta que vuelve”, agrega Alonz.

Cuando Denzel nació, Torres recuerda, él no era De Playmaker. Era Héctor, del grupo de salsa N’ Clave, un recuerdo que guarda muy cercano en su corazón. En esos tiempos, y por exigencia del mayor de sus vástagos, “cada vez que salía algún tema en la radio, había que subir el volumen”.

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“Ya cuando Alonzo va a nacer, en 2010, estábamos empezando con La garata”, rememora sobre este invento que surgió tras múltiples jangueos con Jorge Pabón, el Molusco, “que siempre, en el medio del vacilón nos poníamos a hablar de deportes y me decía: ‘Mano, esto hay que llevarlo a la radio’”.

La sabiduría de sus dos coaches ha ayudado mucho a De Playmaker en el estadio de La garata, equipo contendor del circuito grandesligas de la radio puertorriqueña. “Realmente, cuando empezamos, no había un libro sobe cómo hablar de deportes en FM. Si lo había, pues yo no lo vi”, recuerda.

Pero, vamos. Una de las principales virtudes para tener éxito en los medios —y en la vida — es el entendimiento, algo que Denzel y Alonzo siempre están ayudando a que consiga.

“Uno siempre le pide a Dios que te dé paciencia, pero Dios lo que te da son situaciones, cosas y personas para que desarrolles esa paciencia, ese entendimiento. Y yo creo que los hijos dan eso. Todo esto un proceso y cuando uno se da cuenta, ahí es que uno entiende cómo uno mejora y evoluciona gracias a ellos”, explica.

“Por estos chamaquitos es que uno trabaja, es que uno hace todo”, dispara De Playmaker,  desapareciendo la pelota detrás de la verja del center field.

El juego ya acaba, a los coaches no le quedan muchas más para dar. Y el jonronero brilla de orgullo. El equipo de Denzel, Alonzo y Héctor ya ganó por pela.

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