En medio de la incertidumbre que arropa a la industria gallística del patio ante la posibilidad de que el Congreso extienda a los territorios de Estados Unidos la aplicación del Animal Welfare Act (proyecto H.R. 4202), vale la pena destacar que en el archipiélago borincano hay gente que lucha para que, de una vez y por todas, se le ponga punto final a esta centenaria práctica. Por tanto, reconocen la movida del Congreso como un adelanto importante y esperanzador en pro de los derechos de los animales.
“Somos muchas las personas que estamos contra las peleas de gallos, porque las consideramos maltrato. Eso de decir que son parte de nuestra cultura, que forman parte de nuestra existencia y que nos define como pueblo no es correcto. Son muchísimos los países que también afirman que las peleas de gallos son autóctonas de allá. Y comoquiera, decir que es algo que se lleva haciendo por muchísimos años no significa que el paso del tiempo lo legitima. No hay que ser científico para reconocer que en estas peleas los animales se hacen daño y sufren”, le dijo a Metro la presidenta de la Comisión Especial Sobre los Derechos de los Animales del Colegio de Abogados de Puerto Rico, la licenciada Shakira Santiago Rodríguez.
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Para la letrada resulta problemático el hecho de que a estas alturas de la historia la sociedad puertorriqueña continúa siendo indiferente a lo verdaderamente importante en este debate: la vida de los gallos. Igualmente, subrayó que a pesar de la existencia de la Comisión de Gallos, bajo las estructuras del Departamento de Recreación y Deportes, no existen datos que expongan con claridad la cantidad de animales que mueren peleando cada año.
“Sí se documenta información general sobre los gallos, pero en esos informes no se detalla formalmente si muere un gallo, cómo murió, etcétera. O sea, estas pelas se hacen con descontrol y con una total ausencia de sensibilidad. Y hay que tener presente que en Puerto Rico, como en otras partes del mundo, los animales son considerados como propiedad. En la medida que el ser humano siga viendo a los animales como cosas y que los piensen como un medio para lucrarse, pues se deja a un lado el hecho de que también son seres sensibles que más allá de las diferencias, también sufren”, manifestó Santiago Rodríguez.
En vista de que las peleas de gallos son legítimas, gracias a la Ley Núm. 98 de 2007, queda sobre la mesa congresional la última palabra. Ya el Congreso dio el primer paso al prohibir las peleas de gallos en los 50 estados del país y en el Distrito de Columbia. Igualmente, esta centenaria práctica es considerada delito grave en 42 estados. Asimismo, la posesión de gallos para propósitos de peleas está prohibida en 39 estados. Además, ser un espectador de peleas también es ilegal en 43 estados.
“Muchas personas piensan que esto es algo que nació aquí y que todos somos parte de eso, cuando realmente no lo es. El puertorriqueño no puede seguir repitiendo como el papagayo que esto es lindo y cultural, porque al final del día son los gallos los que sufren. No podemos seguir viviendo del maltrato”, puntualizó la licenciada.
Según los números de la Comisión de Gallos, de 1984 al 2016 se celebraron más de cuatro millones de peleas de gallos en Puerto Rico, (4,037,074 sin contar el 2009). Y vale la pena destacar que en los desgloses anuales no se ofrece información sobre las muertes de estos animales.