PYEONGCHANG, Corea del Sur — Desde luego, se supone que debe haber frío en los Juegos Olímpicos de Invierno. Pero las condiciones en Pyeongchang han ido más allá de la norma.
Una ventisca obligó el miércoles a suspender las pruebas de esquí alpino por tercera vez en cuatro días. A media tarde, el Comité Organizador anunció el cierre del Parque Olímpico, debido a la peligrosidad del viento.
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En días anteriores, el vendaval ha levantado nieve y pequeños trozos de hielo que han azotado a los competidores del snowboarding, algunos de los cuales han debido concentrarse más en preservar la integridad que en realizar saltos espectaculares. En el biatlón, es ostensible que los deportistas han tenido más problemas para afinar la puntería.
Y a lo largo y ancho de las subsedes en este condado nororiental de Corea del Sur, competidores y fanáticos han debido soportar condiciones que han resultado desafiantes, incluso para los más experimentados en los deportes invernales.
Las temperaturas han llegado a caer por debajo de los cero grados Fahrenheit. Ello equivale a unos 18 Celsius bajo cero. Pero las ráfagas de viento de hasta 70 kilómetros (45 millas) por hora, hacen que las condiciones se perciban incluso más frías.
Los organizadores han debido hacer ajustes de horario y calendario. No es raro ver que el público se marcha de la sede de alguna competición antes de que termine, a fin de guarecerse del frío.
El domingo, cientos de aficionados huyeron cuando se canceló la eliminatoria de slopestyle, una modalidad del snowboarding. El viento ocasionó una serie de errores de las participantes.
Un día después, la final comenzó con 75 minutos de retraso. De los 50 recorridos, 41 incluyeron caídas o abandonos por parte de la competidora.
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En el salto de esquí, se instaló una red gigante para reducir la velocidad del viento, que sopla a tres veces la velocidad óptima para este deporte. Pero la final de hombres realizada el sábado, en la modalidad de colina normal, se fue posponiendo y concluyó pasada la medianoche.
“Estaba increíblemente frío”, dijo el japonés Noriaki Kasai, quien compite en sus octavos Juegos Olímpicos. “El ruido del viento en la parte alta del salto era increíble. No había experimentado algo así en el circuito de la Copa Mundial. Me dije a mí mismo, ‘seguro van a cancelar esto’”.
El termómetro subió el miércoles. Pero el viento empeoró.
A las 5 de la tarde (1100 GMT), por disposición del Comité Organizador, fueron desalojadas las instalaciones del parque olímpico.
Mientras los trabajadores desmontaban a toda prisa las carpas, ante la amenaza de que el viento se las llevara, voluntarios con megáfonos daban indicaciones a los fanáticos para que permanecieran bajo techo.
La nueva posposición en el esquí alpino ha generado problemas para deportistas como la estadounidense Mikaela Shifrin. El eslalon, que debía realizarse el miércoles, se aplazó para el viernes.
Shiffrin pensaba participar incluso en cinco pruebas individuales. Ahora, tiene menos tiempo para prepararse entre cada una.
Con base en el cronograma original de 11 competiciones alpinas en Pyeongchang, Shiffrin habría esquiado el lunes, miércoles y sábado en la primera semana, con días completos de descanso.
Ahora no hay un solo día libre, y tendría que competir del jueves al sábado.
“Esto aprieta el calendario, así que habrá un periodo más agitado de cinco o seis días… Es algo que deberemos considerar, sin duda”, manifestó el entrenador de Shiffrin, Paul Kristofic.
Desde luego, las condiciones meteorológicas siempre pueden causar complicaciones, incluso en grandes eventos de deportes invernales.
Durante el campeonato mundial alpino en Suecia, el viento impidió los tres primeros días de competiciones. En el Mundial de 1993, en Japón, jamás pudo realizarse el eslalon supergigante de hombres.
También puede pasar que el calor sea un problema. Durante los Juegos Olímpicos de 2010 en Vancouver, se pospusieron las dos primeras pruebas, por la lluvia y por temperaturas demasiado altas (40 Fahrenheit o 10 Celsius).
Todo el campeonato mundial alpino se pospuso un año en España, por falta de nieve.
“Es una parte del rompecabezas que, afortunada o desafortunadamente forma parte de nuestro mundo”, dijo Johno McBride, entrenador de velocidad de la selección alpina estadounidense. “Uno lidia con la Madre Naturaleza”.