Si hay algo que resaltar del primer campamento de entrenamiento y de la pretemporada de Lonzo Ball, es esto: No se oye como su padre.
No hay humildad en su juego. La confianza del armador novato de los Lakers de Los Ángeles se encuentra por las nubes cuando entra a la cancha y tiene el balón en sus manos. Pero cuando habla, cuando tiene los micrófonos frente a su rostro y las luces de las cámaras ante sus ojos y los periodistas lo abordan con preguntas, no hay fanfarronería ni bravuconada de su parte.
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Sí, hasta el jugador más promocionado en esta generación de novatos de NBA altamente estimada sabe que le espera un proceso de aprendizaje en los próximos meses.
“Nunca he vivido algo como la batalla diaria de una temporada de 82 juegos”, declaró Ball. “Es mi primer año, por lo que realmente no sé qué esperar. Pero llego con la mente abierta, listo para aprender, listo para ser mejor y espero ansiosamente ese desafío”.
Su padre, LaVar Ball, ha acaparado los reflectores con una serie de declaraciones frecuentemente desmesuradas, y ha enfrentado fuertes críticas por cuestiones como fijarle un precio de 495 dólares al tristemente célebre calzado deportivo Big Baller Brand que salió a la venta meses antes que su hijo siquiera debutara en la NBA. Pero Lonzo Ball se dirige con humildad, una serenidad que ayudó a convencer a los Lakers que en verdad era el jugador correcto para convertirse en el armador del presente y futuro de un equipo en etapa de reconstrucción.
“A mí sólo me interesa jugar”, aseveró Lonzo Ball.
Markelle Fultz, la primera selección del draft, formará parte de un joven plantel de Filadelfia que los 76ers esperan los devuelva a los playoffs de la Conferencia del Este; Jayson Tatum, la tercera selección general, promete ser un elemento clave en un equipo de Boston que aspira al título; y Dennis Smith Jr. –elegido en la novena selección del draft y un verdadero atleta fenómeno, incluso para los estándares de la NBA– está listo para ser mencionado como la estrella del futuro para Dallas y un jugador con posibilidades reales para llevarse el premio al novato del año esta temporada.
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No se les puede pedir que dominen la liga de inmediato, pero esta generación de novatos es la que más potencial ha mostrado en años.
Fultz afirma que se ha fijado altas metas personales. Y el ser el novato del año es una de ellas.
No cumplirá 20 años hasta mayo, pero podría convertirse en el tercer adolescente en llevarse ese galardón _potencialmente sumándose a LeBron James y Kevin Durant. Kyrie Irving y Andrew Wiggins tenían 19 años durante sus temporadas como novatos del año, pero cumplieron 20 antes que terminaran tales campañas.
Sin embargo, no se puede esperar ver a muchos novatos en la cancha para el Juego de Estrellas, que se realizará en Los Ángeles en febrero.
Los últimos tres novatos en hacerlo son jugadores que han marcado pauta en la liga: Blake Griffin en 2011 (en su segundo año en la NBA), Yao Ming en 2002 (tras una etapa como profesional en China antes de llegar a la NBA) y Tim Duncan en 1998.
Las posibilidades son incluso más remotas para los perimetrales. El último de ellos en ser elegido al Juego de Estrellas fue Michael Jordan en 1985, y el último armador fue Isiah Thomas en 1982.
Desde 2000, sólo seis novatos han promediado 20 puntos por partido: Blake Griffin (22,5), Carmelo Anthony (21), LeBron James (20,9), Kevin Durant (20,3), Joel Embiid (20,2 el año pasado, después de perderse sus primeras dos temporadas por lesiones), Elton Brand (20,1) y Tyreke Evans (20,1).
La curva de aprendizaje puede ser muy inclinada, si se considera que las estrellas actuales como Isaiah Thomas, Kevin Love, Marc Gasol y Al Horford promediaron menos de 12 puntos por juego como novatos. James Harden promedió 9,9, Mike Conley 9,4, Kawhi Leonard y Paul George registraron por debajo de ocho puntos por partido, Giannis Antetokounmpo promedió 6,8, Kyle Lowry y Gordon Hayward ni siquiera las seis unidades y CJ McCollum apenas llegó a las cinco.