Por: Carmen A. Figueroa y Carla M. García Collazo / Diálogo
Son muchos los preparativos que cada año se coordinan para que todo salga bien durante las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI). Pero más allá de las competencias, de la euforia que llena los corazones de miles de fanáticos y de cada victoria que los atletas obtienen, existe equipos médicos encargados de cuidar la condición física de los estudiantes-atletas que representan sus respectivas instituciones.
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En el caso de la Universidad del Turabo (UT), se encuentran la terapeuta atlético Daylin Chacón, el terapista físico Raúl Rondón y la masajista Tashiana Dumeng.
Para Chacón, quien trabaja para la UT desde el 2012, ser parte de este equipo de profesionales es una experiencia única. “Se trabaja mucho, pero es bien gratificante ver el resultado de cada atleta, las recuperaciones luego de las terapias y los masajes”, expresó. Chacón trabaja en la prevención y disminución del riesgo de lesiones con masaje, estiramiento, aplicación del hielo, entre otras técnicas. La terapeuta también trabaja el área de rehabilitación, en caso de que un atleta sufra lesiones, algo que le provoca angustia.
“Esa sensación de que ‘¡No, no puede correr!’, o esa sensación de que le pasó algo y el tener que trabajar para recuperar ese atleta lo más pronto posible… Yo creo que eso es lo peor que le puede pasar a un terapeuta, porque uno quiere ver a sus atletas al 100%”.
Por otro lado, está la historia de Dumeng, quien se graduó de masajista en la UT en el 2013. Al principio Dumeng comenzó a ejercer como masajista a domicilio pero luego fue contratada en la misma universidad para el semestre de enero a mayo.
“La dinámica me ha encantado, he aprendido muchísimo. No es lo mismo lo que te enseñan en las clases como tal a lo que tú trabajas practicando con ellos en las competencias”, mencionó. La labor de Dumeng consiste en quitar las tensiones de los músculos luego de cada competencia.
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Relación de amistad
Las labores que realiza el equipo médico de la UT tienen sus recompensas, aseguró Rondón mientras atendía a una de sus atletas.
Rondón, quien funge como terapista físico desde el 1998 y llegó a la UT en el 2002, confesó que por el tiempo que comparte con los alumnos llega a conocer sus metas y sueños.
“Uno habla con ellos y les pregunta sobre sus metas, sus sueños, lo que quieren estudiar, el evento en que quieren participar y al final del día, cuando uno está en las Justas, uno termina poniéndose igual de nervioso porque uno quiere que ellos logren esas metas y sueños porque eso es por lo que lucharon”, expresó Rondón.
“Uno como terapista se siente contento cuando uno sabe que fue el que le ayudó en los masajes y en los estiramientos. Aunque el trabajo cansa y es fuerte la recompensa hace que valga la pena”, añadió Rondón, cuyo trabajo se complementa con la labor de doctores, psicólogos y enfermeros de la universidad que le proveen el servicio completo a los Taínos y Taínas.
Como ejemplo de la relación de amistad que Rondón ha desarrollado con varios de sus atletas, Rondón mencionó al atleta Steven Marrero. “Yo lo vi a él desde que estaba empezando. Vi cuando se casó y cuando formó su familia”, narró Rodón.
Esa relación tan estrecha hace que en ocasiones “uno hasta llore con ellos. Hay una empatía y una amistad y uno los sufre con ellos cuando fallan, pero siempre tratamos de buscar las palabras, de darle el apoyo para ayudarlos a que salgan de la crisis y sigan adelante”, declaró.
Esencial la labor voluntaria en las Justas
Más allá del trabajo que ejercen los terapistas y médicos en cada equipo atlético de su universidad, existe una labor voluntaria esencial de aproximadamente 30 a 35 personas lideradas por la doctora Ana Cintrón.
Cintrón, quien está especializada en fisiatría, lleva 24 años consecutivos dirigiendo los Servicios Médicos de la LAI. El equipo con el que trabaja durante el Festival Deportivo se compone de varios fisiatras, entrenadores atléticos, paramédicos y oficiales de emergencias médicas del Municipio de Mayagüez, entre otros. Estos, en su mayoría, son provenientes del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico y del Hospital de Veteranos.
“La experiencia personal ha sido una hermosa. Todos los años se aprende algo nuevo. También, he tenido la oportunidad de seguir atendiendo a atletas que culminan su paso por las Justas y es una grata experiencia volverlos a ver”, dijo la doctora a Diálogo.
Cintrón comenzó dirigiendo los servicios médicos de los Juegos Centroamericanos del Caribe en el 1993, mientras las Justas celebradas en su antigua sede en Ponce ese mismo año le servía de taller. La LAI quedó tan complacida con su trabajo y el de los demás voluntarios que continuaron extendiéndoles la invitación.
Finalmente, la doctora expresó que durante estos años ha tenido que tratar todo tipo de lesiones y problemas médicos, pero que evidentemente es algo que ha disminuido pues los atletas cuentan con una atención y cuidados más específicos durante todo el año.