Los Angeles – La cuarta edición del Clásico Mundial de Béisbol ya tiene a las selecciones de Estados Unidos y Puerto Rico como los finalistas que van a definir al nuevo campeón del torneo internacional más importante en el que desde el pasado 6 de marzo han participado 16 equipos.
Estados Unidos se clasificó tras eliminar a Japón al que venció la pasada noche por 2-1, mientras que Puerto Rico logró el lunes su boleto tras ganar a Holanda por 4-3, en 11 entradas.
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La eliminación en la segunda ronda de República Dominicana, que defendía el título de campeona, permitirá a la selección del país anfitrión, que llega por primera vez a la gran final, y a Puerto Rico, que repite, buscar su primera corona mundial.
Los dos equipos finalistas han tirado de libro y fundamentos para definir su presencia en el partido decisivo al presentar un gran pitcheo, excelente defensa, agresividad al correr en las bases y un bateo oportuno, que en el caso de Puerto Rico fue explosivo en la primera y segunda ronda.
El escenario volverá a ser el Dodger Stadium de Los Angeles, pero se espera que durante el partido de la final no habrá lluvia, a diferencia de lo que sucedió en la semifinal entre Estados Unidos y Japón, que hizo acto de presencia permanente.
La ausencia de lluvia permitirá a los jugadores tener mejor control de la pelota y hacerle contacto sin que resbale en el bate.
Puerto Rico, que llega invicto a la final (7-0) desde que eliminó a Holanda ya tenía definido al derecho Seth Lugo como el abridor que salga al montículo para hacer frente a los bateadores de Estados Unidos y el piloto de la selección boricua, Edwin Rodríguez, confía plenamente en su control.
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Pero la mejor noticia que pudo recibir Rodríguez en el transcurso de la jornada fue la autorización por parte de los Marineros de Seattle para que el joven cerrador Edwin Díaz pueda seguir con ellos y salir al montículo si lo necesitan a la hora de cerrar el partido.
Díaz, quien cumplirá hoy 23 años, y fue el lanzador ganador por Puerto Rico cuando el lunes lanzó en blanco los dos últimos “outs” del partido ante Holanda tras recetar tres ponches y dio una base por bolas en los 19 lanzamientos que hizo.
En su temporada de novato en el 2016, Díaz tuvo 18 rescates en 21 oportunidades, efectividad de 2.79 y 88 ponches en 49 salidas.
Díaz ha lanzado en cuatro partidos del Clásico 2017 y lleva marca de 1-0, dos rescates y efectividad de 3.38, con nueve ponches y cuatro boletos gratis en las cinco entradas y un tercio de trabajo.
Rodríguez, que reiteró que estaba listo para enfrentarse a Estados Unidos, lo mismo que si el rival de la final hubiese sido Japón, admitió que la permanencia de Díaz con el equipo era una “muy buena” noticia.
Mientras que Estados Unidos, tras la breve celebración en el campo por llegar a la gran final, el veterano piloto Jim Leyland, que dirige a la novena local, dijo que había que guardar el máximo de energías para hacer frente al equipo que sigue invicto en el torneo y por lo tanto es el rival a batir.
Además que llega al partido con un día más de descanso, factor que va en favor de Puerto Rico, especialmente en cuanto a la frescura que tendrán los brazos de los relevistas boricuas.
Al igual que Rodríguez ya tiene definido al abridor para la final y también será el derecho Marcus Stroman, que ya salió cuando ambos equipos se enfrentaron en la segunda ronda y fue castigado con cuatro carreras en la primera entrada, que les iban a costar la derrota (5-6), después de dejar a un corredor en la tercera base.
Leyland, que cuenta con un “bullpen” de lujo y que ha sido uno de los factores que les permitió llegar a la final, insistió que dentro del equipo no habido ni habrá ningún tipo de presión en cuanto a conseguir el título de campeones.
“Con vistas a este torneo, no quise hablar que Estados Unidos nunca lo había ganado (ni) llegado a la final”, señaló Leyland. “No creía que fuera un problema. Quería que esto, para los jugadores, fuera un recuerdo. He hablado mucho sobre esto. Hagan recuerdos. Esperamos que sea uno bueno, a pesar del resultado de la final. Para mí lo es. Ha sido todo un honor dirigir al equipo nacional”.
Leyland dijo que ver a más de 30.000 aficionados en las gradas del Dodger Stadium, a pesar de haber estado lloviendo todo el día en Los Angeles, era algo que jamás olvidaría.