Además de la candidatura de Iván Rodríguez para el Salón de la Fama del Béisbol, también se encuentra otro puertorriqueño en espera de la gran llamada. Se trata del exjugador y actual dirigente de bateo de los Marineros de Seattle Edgar Martínez.
Durante su carrera de 19 años, Martínez no puso números totales como los tendría un típico jugador del Salón de la Fama. Sin embargo, tuvo un número de temporadas impresionantes que lo convirtió en uno de lo bateadores más prolíficos de su época. Terminó con promedio de .312, 310 cuadrangulares, 1,261 remolcadas y 2,247 imparables. Martínez tuvo diez temporadas con promedio de más de .300, ocho temporadas con 23 jonrones o más y siete campañas con 98 remolcadas o más.
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Algo que el puertorriqueño logró fue establecer el rol del bateador designado, algo que muchos equipos utilizaban para dar descanso a jugadores de cuadro regular. La producción de Martínez hizo que la posición se convirtiera en una especializada y abrió el camino para jugadores como Frank Thomas y David Ortiz, que se convirtieron en bateadores designados temidos en la Liga Americana.
La entrada de Frank Thomas al Salón de la Fama en 2014 le abrió las puertas a la posible entrada de Martínez como bateador designado. Thomas es el miembro de Cooperstown con más partidos como bateador designado, con 1,310. Si Martínez es escogido para Cooperstown, él será el líder con 1,403.
La expectativa no es alta de que sea seleccionado en la clase de 2017, ya que se espera que esté en el porcentaje de los 60 (se necesitan 75% de los votos para entrar). Sin embargo, Martínez subió de 25% a 43% en 2016 y es probable que su entrada se dé para 2018, en su último año de elegibilidad. La exaltación eventual de Martínez facilitará la idea de que la entrada de David Ortiz en cinco años tenga cierto precedente. Además, el premio del mejor bateador designado lleva el nombre de Martínez y sería difícil no tenerlo representado en Cooperstown.
Martínez fue uno de los protagonistas de posiblemente salvar el béisbol en la ciudad de Seattle, al ayudarlos a alcanzar la Serie de Campeonato de la Liga Americana (ALCS) en 1995; gracias a un doble de dos carreras que eliminó a los Yankees de Nueva York en el quinto partido de la primera ronda de la postemporada.