El inicio del año 2017 no ha sido el que Mónica Puig esperaba para seguir su gran 2016. Todavía está en enero, pero Puig tiene marca de 1-3 en tres torneos para iniciar 2017. Eso incluye la reciente derrota y eliminación de la segunda ronda del Abierto de Australia ante Mona Barthel, la número 181 del mundo en la WTA.
“El nivel lo tiene igual de alto. Lo que veo es que ella no está dispuesta a cambiar su juego cuando las cosas se ponen duras. Entra con un plan A y no busca desviarse”, dijo a Metro Pedro Ochoa, analista y entrenador de tenis.
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Puig tuvo su mejor año en 2016, al llegar a varias finales de torneo y subir de 94 hasta tan alto como 27, para terminar 32 en las clasificaciones de la WTA. El pico de su año lo alcanzó al ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos 2016 en Río de Janeiro, Brasil. también logró el máximo número de victorias en su carrera, con marca de 50-25. En lo que va de 2017, Puig parece luchar con su consistencia.
“Ella no se conforma con algo menos que lo mejor. Eso puede afectar. En el partido contra Barthel, ella no podía poner más de dos puntos consecutivos. Puede ser fácil caer en la mentalidad de que lo que hace bien es la manera de atacar siempre. Es un asunto de madurez”, comentó Ochoa.
El comienzo lento en la temporada también afectó a Puig en las clasificaciones de la WTA. Al comenzar el año, Puig se encontraba número 32. Tras su desempeño en los torneos de Brisbane, Apia International y ahora el Abierto de Australia, Puig bajó 14 a número 46.
“Su servicio, backhand y forehand está entre lo élite en el deporte. Su paso de la pelota está al nivel de las mejores 15 del mundo. Mi consejo para ella sería que no tiene que dar cada punto al 100%, porque su nivel ya está alto. También que tenga un plan B en mente para cuando vea que su primera estrategia no funciona”, indicó Ochoa.
El próximo compromiso de Puig será el próximo 13 de febrero, cuando participe en el Abierto de Qatar en Doha.