El protagonismo de los peloteros latinoamericanos volverá a estar presente el próximo miércoles cuando se de a conocer los nuevos miembros del Salón de la Fama y los nombres del exreceptor boricua Iván Rodríguez y el exjardinero dominicano Vladimir Guerrero hagan valer sus credenciales de ser jugadores estrellas en su carrera profesional.
Además tendrían también la gran posibilidad de salir elegidos en la primera votación a la que se presentan, si los periodistas especializados con derecho a hacer valer su voto se lo otorgan.
La trayectoria profesional de Rodríguez en la receptoría y Guerrero al hacer contacto con su bate a lanzamientos imposibles de llegar, además de su ejemplaridad dentro y fuera del campo de juego, les hacen merecedores de alcanzar el sueño del Salón de la Fama.
Rodríguez tuvo grandes momentos como profesional, pero el que definió su carrera se dio cuando retuvo la pelota y aseguró el último “out” que permitió a los Marlins de Florida ganar a los Gigantes de San Francisco en la serie de división de la Liga Nacional de 2003.
J.T. Snow, de los Gigantes, le embistió con ferocidad, pero el receptor no dejó caer la pelota.
Los Marlins se encaminaron a la conquista de su segundo campeonato de Serie Mundial, el único en la trayectoria de 21 campañas del boricua en las Grandes Ligas.
Rodríguez también ganó un premio al Jugador Más Valioso (MVP) en 1999 cuando estaba con los Vigilantes de Texas (1999), fue seleccionado 14 veces al Juego de Estrellas y estableció marca de 13 Guantes de Oro.
El expelotero boricua jugó con siete equipos diferentes, pero su principal vínculo se asocia con los Vigilantes, el equipo tejano de la Liga Americana con el que militó las primeras 12 temporadas de profesional.
Guerrero no era un jugador que se caracterizase por la comunicación, pero sabía expresarse mejor que nadie cuando tenía un bate entre sus manos, lo que hizo que consiguiese durante 16 años de carrera profesional grandes batazos, algunos considerados “imposibles” por la manera como llegó a pelotas colocadas en lugares considerados “inaccesibles” para los toleteros.
El dominicano lo consiguió al batearlos también con una gran potencia mientras formó parte de los desaparecidos Expos de Montreal, luego los Angelinos de Los Angeles, Vigilantes y Orioles de Baltimore.
Rodríguez y Guerrero tienen todos los galones y estadísticas para que en su primer intento en la elección de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica les otorguen mediante los votos el gran premio de estar junto a las grandes leyendas del deporte del béisbol profesional estadounidense.
Otros candidatos como Jeff Bagwell, Barry Bonds, Roger Clemens, el dominicano Edgar Martínez, Mike Mussina, Tim Raines y Curt Schilling repiten de la lista del año pasado.
Guerrero y Rodríguez entran dentro del grupo de aspirantes en su primer año. Y Larry Walker es la novedad.
El año pasado, cuando los elegidos fueron también un exjardinero como Ken Griffey Jr. y un exreceptor Mike Piazza, se contaron 440 votos.
Como sucede en cada votación al Salón de la Fama, el gran reto es alcanzar el mínimo del 75 por ciento del respaldo necesario para ingresar en el recinto sagrado de Cooperstown.
De acuerdo con los votos que han trascendido hasta ahora, existe una buena posibilidad que hasta cinco nombres puedan ingresar este año.
Esos votos se pueden consultar gracias a la iniciativa de Ryan Thibodaux, un fanático del béisbol en Oakland, al consignarlos en una base de datos, en la que hasta hoy domingo, había logrado compilar algo más de 200, muy cerca de la mitad del estimado previsto este año.
Bagwell -en su séptimo intento- y Raines -en su décimo y último- parecen bien encaminados al situarse por encima del 90 por ciento, seguidos por Rodríguez (80,1), Guerrero (74,1) y Trevor Hoffman (73,1) merodean el porcentaje mágico.
Pero en el caso particular de Guerrero y Rodríguez, en caso que no consigan la adhesión suficiente en esta ocasión, quedarán bien colocados para intentos posteriores.
Rodríguez debería ser un fijo, pero el mínimo rumor que implique a un jugador con el consumo de sustancias prohibidas acaba costándole votos.
El expelotero boricua nunca dio positivo y su nombre no aparece en el Informe Mitchell, pero el expelotero cubano José Canseco -su excompañero con los Vigilantes- aseveró en su libro que publicó en 2005 que le inyectó esteroides.
De conseguir llegar al Salón de la Fama, sería el cuarto puertorriqueño que lo logra después de haber hecho antes el legendario Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Roberto Alomar.
Quizás con Guerrero se percibe una falta de una impronta que fácilmente le señale como “Salón de la Fama”, un jugador medio condenado al anonimato al disputar sus primeras ocho temporadas en Montreal y que no fue hasta los 35 años -con los Vigilantes- cuando alcanzó su única Serie Mundial.
Pero acabó con un promedio al bate de .318 y 449 jonrones de por vida, algo que solo otros cinco han logrado en la historia y todos ellos están en Cooperstown: Babe Ruth, Ted Williams, Stan Musial, Lou Gehrig y Jimmie Foxx.
Guerrero sería el primer jugador dominicano de posición en ser elevado al Salón de la Fama, después de los exlanzadores Juan Marichal y Pedro Martínez.
Mientras que en la votación también se espera que de nuevo se considere la elección de Bonds y Clemens, dos expeloteros relacionados directamente con la era de los esteroides y los escándalos de la peor etapa que ha vivido el deporte pasatiempo nacional en Estados Unidos.
Ambos jugadores dejaron marcas que le permitirían estar en el Salón de la Fama, pero las dudas sobre la posible ayuda que recibieron con las sustancias prohibidas están marcadas con asteriscos.
Sin embargo, tras ser elegido al Salón de la Fama el excomisionado Bud Selig, la máxima autoridad del béisbol de las Grandes Ligas durante la era de los esteroides, ya ha surgido el debate de por qué al máximo directivo que debió evitar el dopaje no se ve afectado en las votaciones y los expeloteros si.
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