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Opinión de Julio Rivera Saniel: ¿Otro repunte? ¡Nos lo advirtieron!

Lee la columna de opinión del periodista Julio Rivera Saniel

Julio Rivera Saniel Metro PR

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A estas alturas del juego aun no comprendo porque los gobiernos siguen jugando a la ciencia. En concreto, por qué no acabamos de entender que cuando de ciencia se trata, todos podemos tener una opinión. Podemos “pensar”  y “suponer”. Concluir y criticar. Estar de acuerdo o en desacuerdo con recomendaciones científicas. Pero al final del camino, nuestras opiniones sobre la ciencia jamás podrán ser de mayor peso que las conclusiones científicas.

El actual despunte en casos es el ejemplo más reciente. Desde hace semanas, cuando se supo de la variante omicron, los científicos advirtieron que se trataba de una “versión” del COVID-19 más contagiosa. Entonces llegaron las opiniones. “Es una exageración” decían algunos desde el conocimiento que les otorgaba el desconocimiento de la ciencia. “Son embustes”, añadían otros no sin antes poner cara de eruditos. “No te preocupes, porque estoy vacunado” soltaban otros como frase previa a un encuentro no deseado sin mascarilla o la invitación a una fiesta; o la preventa de un concierto. Bajamos la guardia cada día un poco más. En gran medida movidos por el cansancio de los casi dos años de protocolos impuestos y distanciamientos no deseados. Pero nos equivocamos. Porque sobre ciencia, ni políticos, ni empresarios ni analistas ni periodistas. Científicos. Aunque preferimos ignorarlos.

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Ya a las puertas de esta alza que nos tomó desprevenidos, todos los epidemiólogos e infectólogos conocidos y consultados (todos sin excepción) advirtieron que bajar la guardia nos costaría. Nos dieron su receta para evitar el escenario que nos toca enfrentar hoy. Pero miramos para el lado. Y eso incluye al Gobierno. A pesar de las recomendaciones de la Coalición Científica y de la propia epidemióloga del Departamento de Salud, Melissa Marzan, no se tomaron medidas preventivas. La Coalición había insistido en que debía imponerse un tope a eventos multitudinarios, imponer la entrega de una prueba molecular o de antígenos por lo menos 48 horas antes de eventos que supusieran la aglomeración de público y que en esos escenarios debía ser compulsoria la dosis de refuerzo de la vacuna. Porque aunque el CDC nos dijera desde los Estados Unidos que bastaba con estar totalmente vacunados, esa definición decía que esa vacuna “total” no era otra cosa sino tener la primera y segunda dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna, y la dosis única de Jensen. Pero nuestros científicos, que por mucho han demostrado haber realizado recomendaciones por mucho más certeras que muchos de sus vecinos del Norte, advirtieron que estar “totalmente vacunado” según la definición del CDC era lo mismo a estar desprotegido ante omicron, puesto que la efectividad de la vacuna comenzaba a perderse a partir del sexto mes (o del tercero en el caso de Jensen). Nos pidieron que recordáramos el uso de mascarilla y el lavado de manos. También que las vacunas no evitan el contagio sino que previenen enfermedad grave en la mayor parte de los casos. Pero se nos olvidó.

 “Todas las recomendaciones de la Coalición Científica son debidamente consideradas por este servidor, así como por el secretario de Salud y el equipo que me asiste, pero para este evento en particular lo que se está exigiendo, y esa es la recomendación del propio Departamento de Salud, es que todos los que acudan estén completamente vacunados”, respondió la pasada semana el gobernador Pedro Pierluisi cuando se le confrontó con las recomendaciones y su negativa a imponerlas de cara al evento de despedida de año patrocinado por el Gobierno en el Centro de Convenciones. Pero no. Esa no era la recomendación de sus epidemiólogos que esta semana se han remitido al récord. La recomendación de los epidemiólogos dentro y fuera del Gobierno es restringir el cupo de estos eventos, requerir pruebas realizadas por lo menos con 48 horas y exigir refuerzos. Pero el Gobierno aún se lo está pensando. Solo que con el COVID no hay mucho que pensar cuando las advertencias están sobre la mesa. Luego solo queda lamentar. Parece que ese va siendo el caso.  Nos lo advirtieron.

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