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Opinión de Julio Rivera Saniel: Con el crimen, fallamos porque queremos

Lee la columna de opinión del periodista Julio Rivera Saniel

Hace mucho que he hecho las paces con una idea que no quería validar. No aprendemos porque decidimos no hacerlo. Hablo del país y de sus problemas. 

Creo no equivocarme cuando digo que todos los dolores de cabeza que vivimos hoy nos fueron plenamente advertidos. Desde la ineficiencia del Gobierno hasta la crisis económica, pasando por la ola criminal. Pero algo ha hecho que veamos como valor el argumento desinformado pero estridente; el moralismo versus la data científica. Las hipótesis -incluso descartadas o abiertamente falsas- versus las teorías reconfirmadas. Y así, aun teniendo frente a nuestra cara las respuestas a muchos de nuestros problemas, preferimos ignorarlas. Es lo que pasa con el crimen que hace mucho se salió de control. Ya he escrito sobre el tema pero me parece importante retomarlo por aquello de que la gota de agua perfora la roca no por su esfuerzo sino por su consistencia. Tenemos que cambiar la dirección de la lucha contra el crimen. 

Las razones detrás del aumento en la incidencia criminal local están claras y más que diagnosticadas por los estudiosos del tema. La fórmula es clara: Aumento en la desigualdad +crisis económica+pobre educación= aumento en el crimen. Está clarísimo. Es así aquí o en China. Pero a pesar de ello, nos hemos conformado con soluciones simplonas que han probado no servir de mucho. Más policías, más pistolas, penas más largas, leyes más estrictas. Ninguna ha funcionado. Yo lo sé y usted también. El dolor y la desesperación también hace que s ecoloquen sobre la mesa alternativas como la pena de muerte. Sin embargo, las jurisdicciones en Estados Unidos en donde existe son, mire usted, las de tasas de incidencia criminal mayor, según los datos provistos por el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico.

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Entonces, ¿qué debemos hacer para combatir ese crimen al que nos hemos acostumbrado durante décadas? Usar la lógica no vendría mal, para variar.

Hace unos días conversaba con el juez federal Gustavo Gelpí que compartía su radiografía del criminal que ha visto en su sala por 20 años. Decía, con gran preocupación, que ese perfil se repetía constantemente. Jóvenes que no superan los 20 años, con hogares desarticulados y que no habían completado la escuela superior o, incluso en ocasiones,es la intermedia. Entonces.si la mayor parte de la población correccional local y federal no completó estudios formales y como consecuencia ingresan a las filas del narcotráfico buscando dinero y alcanzar esos valores materiales con los que se nos bombardea para reafirmar nuestro valor, ¿no toca a caso reformar el sistema educativo e inyectarle los recursos necesarios para aumentar la retención y el número de jóvenes que completan la escuela superior? ¿Es esa meta compatible con el cierre de escuelas, la escasez de maestros y materiales o el desmantelamiento de la Universidad de Puerto Rico?  Pienselo y contestes con sinceridad.

Si la desigualdad es el caldo de cultivo para el crimen y la realidad mundial comprobada es que un aumento en la pobreza trae consigo un aumento en el crimen, ¿qué esperamos para combatir esa desigualdad? ¿Cuál es el plan para crear nuevos y mejores empleos? ¿A qué renglones apuesta el Gobierno para desarrollar nuevas riquezas? ¿Lo sabe usted?

¿Cuál es la propuesta para reducir la dependencia de ayudas sociales y lograr que cada vez más ciudadanos se integren a la fuerza laboral?

Son esos factores, hasta ahora desatendidos, los que inciden directamente en el aumento del crimen. Si necesita ejemplos, solo mire en el espejo de la isla. Un territorio empobrecido, con una crisis económica que supera una década y que no tiene respuestas a ninguna de estas variables. Esa es nuestra realidad.. Pero seguimos pensando en solucionar viejos problemas con viejas fórmulas que insisten en hacernos chocar con la piedra de siempre.

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