Muchas veces nos decepcionamos con las personas esperando que actúen como nosotros lo haríamos, porque vivimos de expectativas. Todos tenemos crianzas, patrones, traumas y hábitos distintos. Desde ahí es que la mayoría de las personas responden y reaccionan. Todo el mundo esta viviendo su proceso y aunque no lo creas… muchos hacen lo mejor que pueden.
Vivir esperando que los demás actúen como tu deseas es un desperdicio de energía y sólo garantiza malos ratos. Para esto, es necesario aprender a manejar nuestras expectativas y nuestra necesidad de controlar y/o saberlo todo. Adjudicar nuestras emociones a la merced de como otras personas se comportan es ceder nuestro poder y te aseguro que serán más veces las que te sentirás decepcionado/a. Además, no es personal… las personas no necesariamente lo hacen “para molestarte” o “no te hicieron caso”. Somos distintos y así nos comportamos. Pensar que como los demás se comportan tiene directamente que ver contigo es cargar un peso que no te pertenece. Las personas se manejan de acuerdo a lo que llevan dentro. Por ejemplo, una persona llena de amor… comparte amor y una persona que no lo lleva en su corazón no puede dárselo a nadie. Vibramos lo que somos y es nuestra tarea hacer el trabajo para estar orgullosos de quienes somos.
Nuestra meta debería ser manejar nuestra respuesta a cuando las cosas no salen exactamente como quisimos. Siempre hay una opción u otra manera de mirar las cosas. Tu forma de mirar las cosas determina 100% cuan feliz o miserable puedas ser en esta vida. No todo lo que parece ser un fallo lo es, algunas dan paso a un nuevo comienzo… son pequeños milagros. Confía en que cuando las cosas no salen como esperabas es con un propósito. Tu perspectiva de la vida puede ser tu mejor aliado, busca siempre sacar lo positivo y las enseñanzas de cada experiencia. Entiende que cada detallito forma parte de tu historia y puedes hacerla tan hermosa cuanto quieras. Depende de ti donde depositas tu poder personal. ¿Eres la victima o tu propia heroína?