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Opinión de Alejandro Figueroa: Relato para los que se niegan a vacunarse

Lee la columna de opinión del abogado estadista, Alejandro Figueroa.

Alejandro Figueroa | Columnista

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El pasado sábado corrimos la mala suerte de que los polvos del Sahara requirieron que el menor de la casa tuviera que ser llevado a sala de emergencia de un hospital local para atender problemas respiratorios. Lo que cuento a continuación es el relato de una terapista para que aquellos que aún se niegan a vacunarse tengan la oportunidad de leer con lujo de detalles las consecuencias a las que se atienen.

Según me relató la terapista, con la cuarta ola de la pandemia en pleno apogeo, impulsada por la variante Delta altamente contagiosa, la trayectoria de los pacientes que ve, desde la admisión hasta la atención crítica, es consistente y termina muy mal. Cuando se vacunan, sin embargo, con toda probabilidad sus infecciones por COVID-19 terminan en la Etapa 1.

A fin de cuentas, su recomendación es que te vacunes ya que si eliges no hacerlo, esto es lo que puede esperarte si eres hospitalizado por un caso grave de COVID-19.

  1. Etapa 1. Haz tenido síntomas debilitantes durante unos días, pero te cuesta tanto respirar que acudes a la sala de emergencias. Tu nivel de saturación de oxígeno indica que necesitas ayuda, un flujo suplementario de 1 a 4 litros de oxígeno por minuto. Eres admitido en el hospital y comienzan con antivirales, esteroides, anticoagulantes o anticuerpos monoclonales. Pasarás varios días en el hospital sintiéndote agotado, pero si milagrosamente pueden quitarle el oxígeno, te darán el alta. Sobreviviste.
  2. Etapa 2. Se te hace cada vez más difícil respirar. “Como ahogarse”, muchos pacientes describen la sensación. Los tratamientos broncodilatadores que te aplican brindan poco alivio. Tus necesidades de oxígeno aumentan significativamente, de 4 litros a 15 litros a 40 litros por minuto. Las pequeñas cosas, como hacer tus necesidades o sentarte en la cama, se vuelven demasiado difíciles de hacer por tu cuenta. Tu saturación de oxígeno disminuye rápidamente cuando te mueves. Eres trasladado a la unidad de cuidado intensivo.
  3. Etapa 3. Quedas agotado por hiperventilar para satisfacer la demanda de aire de tu cuerpo. Te aplican ventilación no invasiva de “presión positiva”: una mascarilla grande y voluminosa que debe colocarse con velcro alrededor de tu cara para que la máquina pueda presionar de manera eficiente tus pulmones para abrirlos y obtener suficiente oxígeno.
  4. Etapa 4. Tu respiración se vuelve aún más trabajosa. Una extracción de sangre arterial confirma que el contenido de oxígeno en tu sangre es críticamente bajo. Te preparan para intubarte. Si puedes y si hay tiempo te sugieren que llames a tus seres queridos. Esta podría ser la última vez que escuchen tu voz.
    Eres conectado a un ventilador. Estás sedado y paralizado, alimentado a través de un tubo de alimentación, conectado a un catéter de Foley y un tubo rectal. Movilizan tu cuerpo flácido con regularidad, para que no desarrolles úlceras. Te bañan e intentan mantenerte limpio. Te ponen boca abajo para permitir una mejor oxigenación. En algunos casos, intentan terapias experimentales.
  5. Etapa 5. Solo algunos pacientes sobreviven a la Etapa 4. Desafortunadamente, tus niveles de oxígeno y tu estado general no mejora después de varios días en el ventilador. Tus pulmones infestados de COVID necesitan ayuda y tiempo para sanar, algo que puede proporcionar una máquina ECMO, que oxigena tu sangre sin utilizar los pulmones. Pero, lamentablemente, no todos los hospitales tienen esa capacidad.
  6. Etapa 6. La presión necesaria para abrir tus pulmones es tan alta que el aire puede filtrarse hacia la cavidad torácica, por lo que insertan tubos para limpiarlo. Tus riñones no filtran los subproductos de los medicamentos que le administran continuamente. A pesar de los diuréticos, todo tu cuerpo se hincha por la retención de líquidos y necesitas diálisis para ayudar con tu función renal.
    La larga estadía en el hospital y tu sistema inmunológico deprimido te hacen susceptible a las infecciones. Una radiografía de tórax muestra la acumulación de líquido en los sacos pulmonares. También puede aparecer un coágulo de sangre. No pueden prevenir estas complicaciones en este momento; te tratan como se pueda.
    Si tu presión arterial desciende críticamente, te administran vasopresores para aumentarla, pero tu corazón puede detenerse de todos modos. Después de varias rondas de RCP, puede que recuperen tu pulso y circulación. Pero pronto tu familia deberá tomar una decisión difícil.
  7. Etapa 7: Después de varias reuniones con el equipo de cuidados paliativos, tu familia decide retirar la atención médica. Te extuban apagando la maquinaria respiratoria. Coordinan una última llamada con tus seres queridos. Mientras trabajan en tu habitación, escuchan llantos y amorosas despedidas.

El personal que te atenderá durante toda esta trayectoria también sufre, llora y hasta sostiene tu mano hasta tu último aliento natural. Han estado en esto durante 17 meses y, por experiencia propia, te advierte que lo que vive un paciente infectado por COVID-19 que no ha recibido la vacuna rara vez terminan bien.

Otras columnas de Alejandro Figueroa:

  1. Los que se niegan a vacunarse
  2. Afganistán: Decisiones complejas, consecuencias complicadas
  3. Las vacunas y la religión

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