Ser mujer es el privilegio de esta vida, no lo digo por menospreciar a los hombres. Quizás si lo fuera diría lo mismo. Lo digo con orgullo, porque somos seres sensibles, creativas, resilientes, fuertes… pero fuertes desde el alma, dadivosas y carismáticas. Entre otras tantas cualidades que nos caracterizan.
Me duele en el alma que como mujeres no tengamos las mismas oportunidades, que donde estamos geográficamente influya tanto en el estilo de vida que tenemos. Que mientras yo sigo soñando y construyendo mi vida otra mujer con igual o más aspiraciones que yo se vea limitada simplemente por haber nacido en una cultura distinta. Me duele, me pesa y siento mucha impotencia. Primordialmente porque hay muchas cosas de la cultura que no comprendo. No entiendo como este tipo de cosas siguen existiendo en los tiempos que estamos viviendo.
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Como mujer es mi deber educarme, difundir información y aportar de la manera que pueda. No necesito entender a la perfección lo que políticamente está sucediendo para saber que una mujer que sueña, siente y padece igual que yo necesita que utilize mi voz en momentos donde ella no puede.
Nuestras hermanas desaparecen en una sociedad que quiere hacerlas invisibles, en una sociedad que no reconoce su grandeza, que atropella sus sueños y las encierra en doctrinas muy cavernícola y extremista.
Ser mujer, es mi mayor flex y toda mujer merece ser amada, respetada y celebrada donde quiera que esté. Sin miedo a sentir, a vivir y a desarollar sus pasiones.