En unos días se celebra el Día de los Padres, fecha que me hace reflexionar sobre el efecto que tuvo en mí convertirme en padre a mis 21 años. Esa enorme responsabilidad me impregnó de inmediato el convencimiento de que desde ese momento en adelante la vida sería muy diferente. Era momento de acelerar mi desarrollo profesional y mi preparación académica, dividiendo el tiempo con tres trabajos para llevar el sustento a mi casa.
Esta hermosa realidad me llevó por los próximos 15 años a terminar mi bachillerato, comenzar y terminar mi Juris Doctor, trabajar en una farmacia, un liquor store y en una emisora de radio, simultáneamente. Durante ese periodo comencé a trabajar como director de comunicaciones, me inserté en la política, fui Secretario de Prensa en La Fortaleza, Secretario de Asuntos Públicos y luego resulté electo en mi primera aspiración a una posición electiva. Ese impulso, sin duda, estaba íntimamente relacionado con el enorme sentido de responsabilidad que la paternidad había generado en mí. Ese convencimiento de que tenía que aportar a construir un mejor país para mis hijos y los de muchos ‘chamacos’ que como yo tienen que echar pa’lante sin tener todos los recursos a su disposición. Soy de los que piensa que se aporta desde distintos lugares y que a cada cual le corresponde escoger desde dónde pone su granito de arena. Ese trabajo que hacemos para mejorar nuestra isla es, sin lugar a dudas, una aportación a nuestros hijos y a los hijos de estos.
Es por eso que hoy quiero hacer un llamado a que cada uno de nosotros aportemos para que tus hijos, nuestros hijos, y los de todos, tengan opciones para desarrollarse y crecer aquí en nuestra bendita isla. Después de todo, dejarles a mis hijos un Puerto Rico más seguro, con oportunidades para todos, justo, solidario, libre de discrimen, con recursos naturales protegidos, con buen ambiente para hacer negocios, con techo seguro y servicios de salud eficientes siempre ha sido la fuerza que me mueve.