Defiendo y he defendido la integridad de la Universidad de Puerto Rico desde que ingresé como estudiante en 1969. Participé en las luchas para sacar el programa militar ROTC del Recinto, en las luchas de la Universidad pa’l pueblo y por la autonomía universitaria frente a la práctica bipartita (PNPPD) de tomar la UPR como botín de guerra.
Conociendo la historia de la UPR y siendo testigo del destrozo bipartidista de ésta cuestiono la consigna “once recintos, una UPR”. Los once recintos no son un legado de una universidad del pueblo, ni pa’l pueblo. En 1998 el presidente de la Universidad convirtió los colegios regionales en unidades autónomas—que no recintos—con el fin de repartir puestos de confianza a los miembros de su partido. Esto lo había pedido el entonces gobernador Pedro Rosselló cuando obtuvo una victoria electoral de más de un millón de votos en 1996. (ver, https://www.youtube.com/watch?v=MfpHYuhG4gw)
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Los recintos se convirtieron en fuente de puestos y contratos para donantes de los partidos. Cuando el PPD ganó las elecciones de 2000, continuó la práctica y expandió el patronazgo político. Conozco de primera mano a dos rectores que fueron repudiados por los comités de consulta de UPR Río Piedras y Mayagüez y fueron nombrados rectores en Utuado y Carolina como premio de consolación. También conozco de un rector que hizo el doctorado en un instituto bíblico para cumplir el requisito para ser nombrado en uno de los recintos pequeños. Los 8 recintos subgraduados no son patrimonio, ni legado, son barriles de tocino, con el perdón de Humacao y Cayey que no son simplemente eso, aunque los alcaldes y caciques partidistas intervienen.
Asimismo, culpamos únicamente a la Junta—que es culpable y mendaz—por el recorte de $500 millones. Este recorte lo propuso el informe Kruger, preparado a la carrera para justificar el impago. La administración García Padilla y el presidente Walker lo aceptaron y propusieron el IVA como alternativa. El recorte viene desde 2015, la malvada Junta lo adoptó sin cuestionarlo, como lo hizo la administración García Padilla.
No defiendo once recintos, defiendo la integridad académica e institucional de la UPR. Hay maneras de consolidar recintos, pasarlos a los municipios o ciudades, como es el caso de CUNY (City University of New York). En este momento no son viables, ni imprescindibles once recintos:
- La matrícula y los graduandos del sistema escolar puertorriqueño se han reducido significativamente, reduciendo también el número de estudiantes que entra al sistema UPR. Y los graduandos de la privadas se van masivamente a universidades de Estados Unidos particularmente desde el 2017.
- Desde antes de la crisis, el 66%, sí sesenta y seis por ciento (¡!), de los estudiantes universitarios estudia en universidades privadas. ¡LOS POBRES ESTUDIAN EN LAS PRIVADAS, QUE SON MÁS CARAS QUE LA UPR AÚN CON EL AUMENTO!
- Luego de la pandemia, todos y todas, estudiantes y profesores/as estamos calificados para enseñar y aprender a distancia. La infraestructura permite cursos híbridos por lo cual un estudiante podría tomar un curso desde cualquier parte de la Isla en cualquier recinto. Lo que no se ha reformado es el sistema de movilidad estudiantil y profesoral.
- Los once recintos están en estado de déficit operacional, al punto del deterioro mismo de la integridad de la planta física y los recursos humanos. Tenemos once recintos en crisis permanente, en un momento en que aún si se suspenden los recortes programados el presupuesto será insuficiente.
Defender la UPR es mucho más que “gritar once recintos, una UPR”. Esta es una consigna engañosa. Además de los recintos subgraduados, están en peligro las acreditaciones, el plan médico y el sistema de retiro de la UPR. En este momento, un número significativo de profesores y empleados no docentes labora con contratos de explotación económica y precariedad humana; 11 meses de salario, sin plan médico e inseguridad contractual. Lo curioso es que el presidente de la Universidad es un ingeniero industrial, que son expertos en procesos y planificación estratégica. Su plan de ajuste ha fracasado porque ha puesto consideraciones políticas por encima de las institucionales, debe renunciar.
Hay que tener claro que la kakistocracia bipartita quebró el país mediante la corrupción. Ahora la fiesta se acabó y en vez de pedirle cuentas a la kakistocracia PNPPD que nos quebró, le echamos la culpa a la Junta. Olvidamos que, sin kakistocracia corrupta no habría Junta. Paradójicamente, en 2020 el 66% de los votantes eligieron para gobernar nuevamente al liderato PNPPD, con menos votos, pero los eligieron. Ahora pedimos que defiendan la UPR, las pensiones, la salud y los servicios esenciales. ¡De dónde sacamos la noción que ese liderato político que nos llevó a la quiebra nos sacará de ella intactos!