No hay duda de que la pasada elección nos demostró que el país quiere una diversidad de pensamientos en nuestra política y más representatividad en las decisiones que les afectan. Esta nueva configuración política nos recuerda que debemos estar constantemente abiertos al diálogo honesto sin pretender imponer nuestro propio criterio si el mismo lacera la confianza entre las partes. Esto no significa que las partes, en este caso el Gobernador, delegue o desista de sus prerrogativas como primer ejecutivo, sino que en el caso que no se llegue a un consenso, se tome la mejor decisión en bienestar del país y no en la conveniencia política como candidato o como partido. En un gobierno compartido, la cautela política en la toma de decisiones debe ser primordial si queremos que el saldo de nuestro trabajo sea positivo para el país.
Las presunciones de fortaleza política en el momento histórico en donde nos encontramos hoy bien pudieran ser un revés en nuestro propósito de atender las necesidades del país. Las consecuencias de esto pudieran ser totalmente adversas, pues puede proyectar debilidad en tiempos en donde la gente quiere que se tomen decisiones firmes para alcanzar las aspiraciones que necesitamos como país. En nuestro caso, el Gobernador tuvo la gran oportunidad de escuchar los reclamos de posponer la entrada de LUMA Energy y corregir el proceso atropellado de movilidad de los empleados de la AEE. Todos hemos visto como miles de empleados de la AEE, de manera súbita y sin alternativas, han sido prácticamente obligados a aceptar una oferta de movilidad que quizá pudieran ser mejor evaluadas y ajustadas a las competencias del empleados.
Hablemos claro. El diálogo justo y serio debe estar siempre sobre la mesa entre la rama legislativa y la ejecutiva, más aún en un gobierno compartido. Una comunicación efectiva entre ambas ramas de gobierno será fundamental si nuestra finalidad es verdaderamente el bienestar del país. Tenemos que entender que la política partidista terminó con la pasada elección y que, desde este día en adelante el país nos evaluará por nuestros actos, o por nuestras batallas, en adelantar sus causas.