En un comentario de hace unos meses, escribí en este espacio sobre la creciente sensación de optimismo entre los profesionales de la salud en medio de la pandemia, gracias a la creciente disponibilidad de vacunas COVID. La semana pasada trajo el tipo de anuncio positivo que muchos de nosotros, fatigados por la pandemia, hemos estado esperando. Nuevamente, gracias a la vacuna COVID.
Los expertos en salud pública nos han estado diciendo durante meses que la vacuna es mecanismo certero para salir de la pandemia y regresar a la normalidad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) nos dieron un presagio del regreso a esa normalidad el jueves pasado al emitir su recomendación de que las personas completamente vacunadas contra COVID-19 no necesitan usar mascarillas o practicar el distanciamiento social en interiores o exteriores, excepto bajo ciertas circunstancias.
PUBLICIDAD
“Si está completamente vacunado, puede comenzar a hacer las cosas que dejó de hacer debido a la pandemia”, dijo la directora de los CDC, la Dra. Rochelle Walensky, durante una sesión informativa en la Casa Blanca. “Todos hemos anhelado este momento en el que podamos volver a un sentido de normalidad”.
No hemos llegado a este punto por casualidad. Es gracias a las vacunas que se desarrollaron y a los millones de ciudadanos que tanto aquí como en los estados continentales se han puesto la vacuna. Los CDC señalan tres estudios, uno de Israel y dos de Estados Unidos, que muestran que las vacunas funcionan. El estudio israelí, que se publicó en la revista del American Medical Association, mostró que la vacuna fue 97% efectiva contra COVID-19 sintomático y 86% efectiva contra infecciones asintomáticas en más de 5,000 trabajadores de la salud.
Esos números son alentadores, pero no podemos bajar la guardia; aún quedan decenas o cientos de miles de puertorriqueños por vacunarse. De hecho, en nuestra Isla se está empezando a vacunar a niños y adolescentes encomienda que presenta retos son diferentes a los que teníamos a las personas con mayor edad. Por esto el Departamento de Salud ha proporcionado una red de proveedores robusta con todos los equipos que viabilizan a los padres llevar a sus hijos a vacunar.
Aún así, no podemos pasar por alto la imprevisibilidad del virus, razón por la cual existe la posibilidad de que las recomendaciones cambien si las cosas empeoran. Este pasado año ha demostrado la incertidumbre, la crueldad del COVID que puede dejarnos impotentes. Pero hay algo que usted puede y debe hacer para protegerse a sí mismo, a sus seres queridos y a los demás, y para mantenernos a todos en este camino recién despejado hacia la normalidad.
Vacúnese y procure que sus amistades y seres queridos hagan lo mismo.