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Opinión de Emilio Pantojas: El mito de una mayoría estadista

Lee la columna de opinión del profesor Emilio Pantojas

Emilio Pantojas Metro PR

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El Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos considerará el miércoles 14 de abril dos proyectos de ley para resolver el estatus de la Puerto Rico. El H.R. 1522 proyecto para la “admisión de Puerto Rico como estado de la Unión” y el proyecto H.R. 2070 para la “autodeterminación de Puerto Rico”. El primero solicita la admisión de Puerto Rico como estado, argumentando que la mayoría del pueblo de Puerto Rico votó a favor de la estadidad en los plebiscitos de 2012, 2017 y 2020; rechazando además el Estado Libre Asociado en 2012. El segundo propone establecer una asamblea constituyente, mediante la elección de delegados/as que elabore propuestas de estatus para someterse a votación y negociar con el Congreso la solución que resulte favorecida. Admisión versus autodeterminación, ese es el eje del debate.

Curiosamente, la base para el “proyecto de admisión” (H.R. 1522) es que el plebiscito estadidad sí o no de 2020 confirmó la voluntad del pueblo de Puerto Rico a favor de la estadidad, recibiendo 52.4% del voto. No obstante, esta mayoría, descrita como “contundente” y “decisiva”, es menor que la de 2012, tanto en términos porcentuales como numéricos.

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En 2012 la estadidad recibió 834,191 votos que, según la certificación de la Comisión Estatal de Elecciones, constituían el 61.2% de los. En 2017 la estadidad recibió 508,862 votos, que representaron 97% del total de los votos emitidos. Esto es, 325,239 votos menos que en 2012 representan un aumento de 36% en la “mayoría” de la estadidad (¡!). En 2020 el voto a favor de la estadidad fue 623,053, 52.4% del total. Estadísticamente esto representa un patrón errático de apoyo a la estadidad, no un ascenso consistente de su apoyo electoral.

Los argumentos del proyecto de admisión guardan unos silencios fundamentales para entender la falacia de la alegada “mayoría contundente” estadista. Primero, ciertamente la estadidad ha obtenido el voto mayoritario en los tres plebiscitos celebrados en el siglo veintiuno. No obstante, desde 1998, el gobierno de Partido Nuevo Progresista (PNP) ha presentado alternativas diseñadas para dividir el voto del Estado Libre Asociado (ELA). Por ello, en el referéndum de 1998 la alternativa ganadora fue “ninguna de las anteriores”.

Segundo, en 2012, la estadidad logró una mayoría de 44.4%, no de 61.2%. El alegato de que las papeletas que dejaron en blanco la segunda parte de la consulta no eran válidas es incorrecto por dos razones: (1) se trataba de papeletas parcialmente en blanco y se contó el voto de la primera parte, (2) el líder de Partido Popular Democrático (PPD), quien ganó las elecciones, había solicitado a sus seguidores que dejaran en blanco la segunda parte en protesta por la exclusión del ELA como alternativa. Por ello la administración declaró que el resultado era confuso y asignó $2.5 millones para una campaña de educación previo a cualquier consulta de estatus que fuera avalada por el Congreso.

Un tercer gran silencio del proyecto de admisión es, cómo se mide esa “mayoría del pueblo”. En 2012 el voto por la estadidad representó el 34.7% de los electores inscritos, en 2017 representó el 22.5% y en 2020 el 26.4%. Ello a pesar de que el número de electores inscritos en esas tres consultas electorales se mantuvo estable entre 2.3 y 2.4 millones de electores/as. En 2016 una decisión de la corte federal del circuito de Boston obligó a mantener un número inflado en el registro electoral de 2.87 millones de electores/as, pero las listas se depuraron para el plebiscito de 2017.

Otro gran silencio incluye, además, una argumento tergiversado. La alta tasa de abstención de 2020 no debe atribuirse sólo a la pandemia, hay otros dos factores importantes: (1) la pérdida de legitimidad del gobierno del PNP luego de la expulsión del gobernador más corrupto e incompetente de la historia, Ricardo Rosselló; (2) la aprobación de una ley electoral meses antes de las elecciones que causó caos en las primarias previas a las elecciones y aumentó la desconfianza sobre la pureza de las elecciones.

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Pero el silencio más trascendental es el significado de la estadidad para los puertorriqueños. El nuevo argumento del liderato PNP es que se trata de igualdad de derechos, no de dinero. No obstante, el discurso de la campaña electoral, repetido tragicómicamente en el discurso sobre el estado del país el pasado miércoles, es el de los muchos fondos federales que traerá la estadidad. “La estadidad es para los pobres” sigue siendo el lema a “sotto voce” del liderato PNP. Asimismo, NO se le dice al congreso que el puertorriqueño y la puertorriqueña promedio creen que la admisión de Puerto Rico como estado de la Unión no impedirá la continuación legal de las peleas de gallos, la representación separada de Estados Unidos en las olimpiadas y todo evento deportivo internacional, así como en el concurso de Miss Universo.

El 52.4% obtenido por la estadidad en el plebiscito de 2020 es un dato engañoso, que tomado fuera de contexto no refleja el proceso de maniobras que llevaron a la “manufactura” de una mayoría electoral estadista endeble.

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