En Puerto Rico decimos “el gobierno de turno” cuando nos referimos a quienes dirigen el país. Así identificamos esa estructura de poder que dirige el funcionamiento gubernamental en el archipiélago donde residimos. Sin embargo, en una historia muy reciente unimos nuestras demandas como pueblo y ejercimos ese poder -que aunque inerte- siempre ha sido nuestro. Fuimos nosotras quienes a través de todos los pueblos nos tiramos a la calle, a la bahía y a las plazas para exigir respeto y dignidad. No fue la primera vez y tampoco será la última.
Y es que, aunque la administración cambió, vemos cómo no han cambiado el servilismo a una clase ajena a la mayoría y el abuso de poder. Sí, es un abuso lo que se tiene contra la clase trabajadora la cual enfrenta las violencias diarias de no contar con servicios esenciales como la energía; que no tiene servicios públicos de salud, que no tiene salarios adecuados que les permita vivir dignamente; que carece de servicios de transportación colectiva confiables -sea por tierra o por agua- que pueda vivir en un ambiente libre de discrimen y acoso -en particular- contra las mujeres y la comunidad LGBTTIQA+; que tampoco cuenta con un sistema de educación pública para todas, siempre rehenes de gobiernos corruptos serviles a una clase privilegiada sin proyecto propio.
Es vergonzoso ver al gobernador de Puerto Rico defender el ataque violento de la Policía con una lancha contra unas personas desarmadas en un kayak. Leyeron bien, una lancha se lanzó y golpeó un kayak con dos personas desarmadas y que reclamaban al gobierno ante la falta de atención a sus necesidades más elementales. Los municipios de Vieques y Culebra llevan décadas reclamando servicios de transportación, de salud, de educación y de vivienda adecuados y el gobierno, en vez de atender las necesidades de la ciudadanía, le lanza con rapidez una lancha a quienes valientemente se expresan y se manifiestan contra la falta de atención y denuncian una pobre gestión gubernamental. Toda nuestra solidaridad con Vieques y Culebra.
