Más de 600,000 personas componen el grupo de adultos mayores en Puerto Rico, un sector que crece ante las realidades demográficas y la emigración entre otros factores. Una reciente publicación de la organización AARP Puerto Rico indica que somos uno de los países más longevos de América.
Según la publicación el 27% de este grupo tiene enfermedades o limitaciones crónicas, el 86% de los que han considerado emigrar, es en busca de mejor cuidado de salud, el 53% ha brindado apoyo o son cuidadores de un ser querido y el 50% sienten limitadas sus oportunidades sociales.
PUBLICIDAD
A estas estadísticas se unen las realidades sociales de pobreza, acceso a la salud, vulnerabilidad ante la criminalidad, aumento al costo de vida, precariedad de las pensiones de los que fueron empleados públicos y la latente posibilidad de un recorte a las mismas. Son muchas las experiencias de vida de personas mayores que viven en condiciones infrahumanas, que carecen de ingresos para sufragar medicamentos e incluso el “agua y la luz”’, personas abandonadas a su suerte sin cuidadores o familiares que respondan por ellos. A todas estas dificultades, ahora se le añade todo lo que la pandemia ha significado para este sector de la población. Este grupo, con el mayor riesgo de fatalidad, confronta múltiples problemas con el proceso burocratizado de vacunación del COVID-19.
La Legislatura tiene la responsabilidad de proteger: las pensiones de miles de jubilados ante las “garras’’ de la Junta de Control que las quieren destruir; insistir en modelo de salud basado en el derecho humano a la salud y que nuestros adultos mayores no sean un mero objeto de mercadeo de las empresas de seguros; que el gobierno garantice su seguridad alimentaria; y que el cuidado, apoyo y servicios a esta población sea una salvaguarda de política pública, que no dependa del sentido de solidaridad que tenemos como Pueblo. Esta responsabilidad tiene que estar basada, no simplemente en el reconocimiento a su vida y aportaciones a nuestra nación, sino a que son parte integral de nuestra sociedad y que sus vidas y experiencias son fundamentales para el presente y el futuro del país.