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Opinión de Julio Rivera Saniel: Escuelas: ¿Regresar o no regresar?

Lee la columna de opinión del periodista Julio Rivera Saniel

Desde la campaña electoral el hoy gobernador Pedro Pierluisi lo dejó claro. Las clases presenciales debían empezar cuanto antes en alguna modalidad del formato presencial. Sus intenciones son fáciles de comprender.

Después de casi un año de ausencia de las aulas, el proceso de educación virtual con todas sus fallas y la falta de socialización van pasando factura sobre los alumnos. Ningún padre que conozca me ha dicho que prefiera la educación a distancia. Como está articulada resulta inadecuada, tediosa y en algunos casos parecería haberse agarrado de premisas que incluso parecerían antipedagógicas. PAra comenzar, eso de sentar a un niño frente a una computadora, teléfono o tablet durante horas en medio de un proceso que más que educativo parecería tortuoso.

El peso de ese sistema virtual también ha pesado sobre los padres -algunos de los cuales parecían pensar antes de la pandemia que eso de educar ’lo hace cualquiera- y sobre los maestros, ya abiertamente hartos y sobrecargados.

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Pero aunque los beneficios de la educación presencial son incuestionablemente superiores a su contraparte virtual, eso de regresar a las aulas en marzo debe ser cuidadosamente evaluado luego de escuchar las advertencias de prácticamente todos los integrantes del mundo científico.

El principal problema en esta etapa parece ser nuestra tasa de positividad y, en la otra esquina, ese sentimiento que va extendiéndose como la plaga de que la vacunación es el equivalente a la “inmunidad” ante el virus. La semana ha comenzado con advertencias lanzadas desde el Departamento de Salud. Voces como la epidemióloga Fabiola Cruz, encargada del programa de rastreo de contactos del Gobierno, quien ha dejado claro que -bajo las condiciones actuales- no estamos listos para regresar a los salones de clase en marzo. Otro brazo del Departamento de Salud que ha levantado alerta ha sido el proyecto de vigilancia de escuelas, dirigido por la demógrafa Wilmarie de Jesús. El informe de esa dependencia advierte que en las pasadas semanas ha habido un aumento en los contagios entre personal docente, no docente y alumnos de escuelas públicas y privadas. A lo anterior añada que todos los epidemiólogos del país han concluido que retomar las clases presenciales con una tasa de positividad como la actual, que ronda el 9% sería jugar con fuego.

Según las guías epidemiológicas, para considerar retomar las clases presenciales, esa tasa no debe superar el 5%.

Así que a la luz de las advertencias de todos estos sectores, la conclusión objetiva es que regresar a clase en marzo es, por usar lenguaje propio de la clase médica, contraindicado.

¿Que el panorama podría cambiar? Los mismos funcionarios del Departamento de Salud aseguran que sí. Pero para que estemos en posición de retomar las clases la ecuación requerirá que Educación elabore, comunique y ejecute un plan de habilitación de planta física y protocolo para intentar evitar los contagios.

Aunque el exsecretario de Educación , Eligio Hernández, dijo que el plan estaba listo, lo cierto es que ni la secretaria actual ni nadie en el Gobierno ha podido explicar en qué consiste el supuesto plan. En segundo término, los epidemiólogos han advertido que ante la llegada de una variante del COVID a la isla, la idea propuesta por el sector comercial para que se flexibilicen los términos de la actual Orden Ejecutiva, sería el equivalente a pegarnos un tiro en el pie. Cualquier flexibilización en esta etapa, advierten, tendrá como resultado un incremento de casos.

El sector científico ha establecido que la nueva orden ejecutiva -y su cumplimiento- serán determinante para establecer el futuro de la tasa de positividad y el escenario de cara a marzo. Por lo pronto, el regreso a clases presenciales parece que necesariamente deberá ser puesto en remojo.

Te recomendamos escuchar este episodio del podcast Con Los Editores sobre el retorno a clases presenciales:

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