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Opinión de Rosa Seguí: Justicia Laboral

Lee la columna de opinión de la abogada y portavoz del Movimiento Victoria Ciudadana, Rosa Seguí

Es casi imposible hablar sobre algún tema sin tomar en consideración la pandemia. Una de las grandes deficiencias de los gobiernos -federal y local- ha sido proveer ayudas económicas, protección y seguridad de empleo para poder mitigar el impacto y la precariedad provocada por la pandemia.

Como parte de los esfuerzos legislativos para atender la profunda crisis que enfrentamos, la delegación senatorial del MVC presentó un proyecto de ley para revertir la reforma laboral de la pasada administración y comenzar a ampliar los derechos de la clase trabajadora.

Las mujeres componen la mayoría de la clase trabajadora en Puerto Rico y por tanto, fueron las mayormente afectadas por la pérdida de derechos a través de leyes -incluida la reforma laboral de 2017- que han sido ataques a su calidad de vida y más recientemente, han sufrido desproporcionadamente los estragos sociales y económicos causados por la pandemia. Necesitamos ampliar las licencias en el empleo para permitirle a las personas trabajadoras atender sus obligaciones, los múltiples quehaceres domésticos y escolares, entre otros, sin temor a perder su empleo.

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Uno de los beneficios incluidos en el Proyecto del MVC es concederle una licencia de vacaciones y de enfermedad a las personas que laboran una jornada de 60 horas mensuales. El derecho a la acumulación de licencias para las personas empleadas a tiempo parcial fue eliminado por el gobierno de Sila María Calderón. Ahora que muchas personas tienen que ajustar sus horas de trabajo para que sus hijos e hijas puedan tomar clases, necesitan y merecen acumular más días de vacaciones y de enfermedad. Solo así se puede hacer justicia para evitar que caiga sobre sus hombros el peso mayor de la crisis. Lo cierto es que la extensión de este derecho nos beneficia socialmente pues se utiliza principalmente para cumplir con todas las tareas que son socialmente necesarias pero no son remuneradas, tales como cuidar a nuestra niñez y a las personas mayores.

Pretender que la economía de Puerto Rico florezca cortando derechos, privando de oportunidades y reduciendo los modestos beneficios de la clase trabajadora, es un error que ha tenido consecuencias terribles sobre la calidad de vida de la mayoría de nuestra gente. Es momento de buscar alternativas justas.

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