Por segundo cuatrienio consecutivo, y con el apoyo de miles de puertorriqueños y puertorriqueñas de diversas ideologías, juramenté como legislador y portavoz del PIP en la Cámara de Representantes. El pasado lunes, en la sesión inaugural del cuerpo, expresé mi optimismo de que la nueva realidad política de Puerto Rico, tras la diversidad partidista refrendada en las elecciones, contribuya a legislación conveniente para el pueblo, adelante el bien común, promueva mayor fiscalización y amplíe el debate que como país estamos llamados a ejercitar en todos los asuntos importantes y urgentes.
La crisis fiscal y económica que nos agobia, los derechos humanos y civiles, la justicia social, la salud, la educación y economía, los derechos de la clase trabajadora así como nuestra Universidad, los pensionados, adultos mayores, el medioambiente, la criminalidad, la juventud que se ve forzada a emigrar y la descolonización, son parte de la agenda legislativa que debe atenderse con la urgencia y profundidad que amerita.
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De igual forma, el asalto electoral que representa el código vigente, aprobado con la intención deliberada de perpetuar el bipartidismo, tiene que ser revisado, tal y como propuse en el proyecto 114, para garantizar, no solo la justa representación de los partidos emergentes que totalizamos una tercera parte de los votos emitidos en el 2020 sino, además, para preservar el mínimo de democracia que pueda existir dentro del régimen colonial imperante. Régimen, que nos impuso la dictadura de la Junta de Control de Fiscal -que he denominado en múltiples ocasiones como la expresión más burda del colonialismo- que por los pasados años ha controlado el presupuesto, ordenado legislación en perjuicio de la ciudadanía, servicios esenciales, agencias y corporaciones públicas y vetado leyes con la finalidad de garantizar el pago de la deuda.
Es por lo anterior que radiqué la resolución 37 para crear una Comisión Especial para atender y recomendar una Asamblea para la Descolonización con alternativas no coloniales, ni territoriales que ponga fin a la subordinación política y económica del país. Un proceso en el que naturalmente estaré defendiendo la independencia, y que nos permita encaminar la construcción de una Patria Nueva.