La movida para acusar al presidente Trump por su rol incendiario en la toma del Capitolio, en un intento para evitar que el Congreso confirmara la victoria del presidente electo Joe Biden, llega solo unos días antes de que finalice el mandato de Trump. El momento es incómodo, pero el calendario no es motivo para que la Cámara se retrase teniendo ante si el deber de determinar que Trump cometió “delitos graves y faltas” al exhortar a sus fanáticos a “dar la lucha” para anular los resultados de las elecciones.
Los demócratas de la Cámara de Representantes tienen la intención de aprobar una resolución pidiendo al vicepresidente Mike Pence que invoque la Enmienda 25 para destituir al presidente de su cargo. Si Pence no actúa dentro de las 24 horas posteriores a su aprobación, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha dicho que la Cámara tomará medidas para acusar al presidente el miércoles.
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Es poco probable que la 25a Enmienda, que está diseñada para lidiar con un presidente incapacitado, sea utilizada contra Trump. Pence no parece inclinado a activar la enmienda, que en cualquier caso requeriría la cooperación de los miembros del Gabinete.
La acusación es otro asunto. Sería una respuesta totalmente apropiada al escandaloso e incendiario discurso de Trump el miércoles pasado instándolos a “detener el robo”).
Algunos han sugerido que el Congreso no puede acusar a Trump por incitación porque su discurso podría estar protegido por la Primera Enmienda; pero el Congreso es libre de definir “delitos graves y faltas” como lo crea conveniente. Además, Trump no era un ciudadano común cuando lanzó su perorata. Fue un presidente que, como señala el artículo de juicio político propuesto, “amenazó la integridad del sistema democrático, interfirió con la transición pacífica del poder y puso en peligro a una rama del gobierno igualitaria”.
Otros argumentan en contra del juicio político porque Trump está a punto de dejar el cargo. Si la Cámara vota para acusar a Trump el miércoles, como se esperaba, es casi seguro que el Senado no completará el juicio antes de que abandone la Casa Blanca.
Un juicio político en el Senado, argumentan los críticos, podría retrasar la confirmación de los nombrados por el gabinete de Biden y la legislación urgente necesaria sobre la economía, la pandemia. Aún cuando estas preocupaciones son serias, el imperativo de responsabilizar a Trump las supera.
Trump merecía ser acusado en 2019 después de que presionó al presidente de Ucrania para que investigara a Biden en un intento por asegurar su propia reelección, y su absolución por parte del Senado a principios de 2020 fue un escándalo. El intento de Trump de mantenerse en el poder después de perder las elecciones es una afrenta aún mayor para el gobierno constitucional, y esta vez el resultado fue mortal. Debe ser acusado y, si es posible, condenado, con la esperanza de que sus parodias nunca vuelvan a escena.