Las elecciones del pasado 3 de noviembre marcaron e iniciaron una nueva historia en Puerto Rico. Algunos enfrentaron resultados inesperados, otros ya tenían sus pronósticos, mientras que muchos continúan analizando el día del evento. Los dos “partidos tradicionales” ya no representan la fuerza política de hace varios cuatrienios atrás.
Los candidatos a la gobernación dentro de los partidos emergentes y minoritarios representaban más allá de lo que su partido podía alcanzar, como fue con el PIP. Se perdió el miedo de votar fuera del bipartidismo. Por primera vez veías a los jóvenes entrando en el debate familiar de sus hogares y sentar la pauta de por quienes debían votar.
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Sin lugar a duda el interés de la juventud en estas elecciones fue particular e interesante. Las campañas políticas a razón de eso cambiaron por completo. El electorado puertorriqueño ha elegido a nuevos líderes de transformaciòn que representan el verdadero cambio.
Los métodos de comunicación tradicionales para llevarle el mensaje al pueblo han cambiado de manera radical, lo cual nos hace ser líderes dirigidos a cumplir un deber más allá de lo que estamos acostumbrados. El pueblo se enfocó en darle mayor importancia a las propuestas de cada candidato sin importar el partido que representaba. La manera de llegar a más personas nos fue llevando a desarrollar espacios en las redes sociales que tenían más efectos que cualquier evento, caravana o tribuna política.
El resultado de esto fue que se logró demostrar que no hace falta grandes inversiones para derrotar la ineficiencia, la corrupción y a los estilos del pasado. Logramos un cambio. Pero ya no es solo del Partido Popular, sino que el cambio es parte de una generación diversa en busca de un mismo fin, que Puerto Rico se fortalezca. Logramos el cambio con campañas de fiscalización y propuestas claras. Ahora nos toca demostrar que ese cambio puede traer esperanza y resultados positivos. Pero para eso necesitamos tomar acciones más allá de un partido. Poner primero a nuestros constituyentes y a Puerto Rico. Ese a mi entender es el deber del cambio.