Téngalo claro, los problemas que hay con el proceso eleccionario no son culpa del Movimiento Victoria Ciudadana, ni de sus líderes, ni de sus funcionarios de colegio, ni de sus simpatizantes. El problema que tenemos lo creó el PNP, aprobando a toda prisa y de espaldas al consenso político una ley electoral diseñada a su antojo. Los tres jueces presidentes que ha tenido la Comisión Estatal de Elecciones en los últimos dos años, uno despedido y desaforado por violar las leyes de ética, otro por incompetente, y el último nombrado en una maniobra desesperada por salvar el proceso eleccionario, son afiliados del y designados por el PNP.
Son los operativos del PNP en el Coliseo Roberto Clemente, liderados por los tres mosqueteros azules—Edwin, Leo y “Kid Cajita”—los que campean por sus respetos en la “jaula” donde aparecen maletines por arte de magia, se descubren votos sin contar a diario y se bate el cobre político a fuego vivo. El PNP controla los jueces que presiden, los directores de piso, de escrutinio, de voto adelantado, y todo los demás. El resto de los partidos, representantes de dos terceras partes de los votantes, del pueblo de Puerto Rico, se ven limitados a protestar, cuestionar y levantar querellas y peticiones de investigaciones que son desoídas o referidas a instituciones del gobierno desacreditadas como la Oficina de la Inspectora General o El Tribunal Supremo de Puerto Rico.
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Sí, el Tribunal Supremo, ese que no tuvo reparos en cortar las pensiones de los maestros mientras se oponía a recortar las de los jueces, que luego de su retiro trabajan para bufetes de abogados utilizando sus influencias y “buen” nombre para ganarse “unos pesos” que suplementen sus pensiones. Ese Tribunal Supremo que al final decidió continuar el escrutinio en un voto estrictamente partidario, 6 a favor y 3 en contra del “remedio” solicitado por el PNP. Es la quinta ocasión consecutiva en que el Supremo, favorece al PNP en controversias sobre la CEE con voto dividido sobre líneas partidistas. (https://www.metro.pr/pr/noticias/2020/10/30/dividido-lineas-partidistas-supremo-determinaciones-la-cee.html)
Las/os analistas de los medios corporativos, no obstante, señalan al Movimiento Victoria Ciudadana como los culpables del problema. Un colega profesor hizo un análisis que raya en lo vergonzoso: “Yo creo que aquí hay también un poco de inexperiencia en estos procesos, porque yo noto en los argumentos de los muchachos, la gente, de Victoria Ciudadana la persecución del mundo ideal… pero el mundo real, pues es el que tenemos y con el que tenemos que resolver… y aquí tenemos que sopesar… si se complace lo que es ideal versus la necesidad que tiene el país…” de concluir este proceso. “…Esto no se va a resolver filosóficamente…este no es el momento de filosofía.”
Es decir, que el problema es que hay que resolver el conflicto a como dé lugar antes del 2 de enero. Se trata de un problema práctico, no de filosofía política, ni de asuntos como la buena gobernanza y la legitimidad. Es increíble que un científico político pretenda ignorar que los ejes de la crisis política de Puerto Rico son la mala gobernanza y la corrupción de la clase política. Cómo ignorar que los resultados mismos de estas elecciones revelan un profundo problema de legitimidad y gobernabilidad. El país es ingobernable y la crisis se profundiza, la solución no es ir a los tribunales para que continúe el escrutinio, y luego se verán los problemas fundamentales. La solución es buscar un proceso justo y transparente que no deje dudas que los electos ocupan sus puestos por voluntad del pueblo, no por manipulación de operativos electorales amañados.
Los/as muchachos/as de Victoria Ciudadana, no son unos majaderos utópicos. No plantean un problema filosófico. Como sociólogo político entiendo que “los muchachos”, (hombres, mujeres, transgéneros, queer) de Victoria Ciudadana articulan los reclamos de un pueblo que se lanzó a las calles a protestar en julio de 2019 y consignó esa protesta en las urnas en noviembre de 2020. El PNP pretende “robarse” las elecciones mediante el diseño de una ley amañada, los manejos de sus operativos en la CEE, y su control de la Corte Suprema. El liderato y los funcionarios de Victoria Ciudadana no son jóvenes filósofos/as, son guerreros/as. Son los bárbaros en los portones, que hacen temblar a profesores sofistas, a picapleitos que todo lo miran y analizan en términos legales y a la kakistocracia que nos gobierna. Gente como “los muchachos” de Victoria Ciudadana es la que hace historia.