“Yo no me lo busqué, a mí me tocó” es una expresión que surge desde el dolor y suele escucharse mucho en los procesos terapéuticos que se ofrecen a personas que han experimentado algún tipo de victimización. “Nadie me entiende, porque no saben lo que se siente” suele acompañarse en el discurso de quien lucha a diario con la secuela psicológica, emocional y social que se vive luego de un acto violento. Otros/as son los que han tomado las decisiones que le han ocasionado directamente a ellos/as los procesos que les ha tocado vivir, y que les han cambiado su vida para siempre.
Ahora les toca esforzarse para manejar un proceso doloroso, que suele ser visto desde el juicio en lugar de la compasión. Es que sí, para la mayoría de las personas, es responsabilidad de la víctima la agresión que sufrieron. La empatía ha sido empañada por el cuestionamiento, por el señalamiento, por la falta de comprensión; ha sido sustituida por el juicio, por la burla y por el poder que sienten las personas de opinar sobre los procesos que no les ha tocado vivir. No se lo buscaron, pero lo están viviendo y les duele el doble cuando en lugar de recibir apoyo, reciben comentarios negativos, que les colocan aún más en situaciones de vulnerabilidad psicoemocional.
PUBLICIDAD
Las situaciones traumáticas son como un iceberg, de manera visible muestran solo la punta de una situación, pero no colocan al descubierto todo lo que hay debajo de eso. Es aquí donde el proceso terapéutico se convierte en bálsamo, en oasis, en protección. Trabajando con las víctimas de un crimen hay que tener siempre presente que “no se lo buscaron, pero les tocó” para atender con responsabilidad y desde la compasión, el reto de ayudarles a entender que no son responsables de lo que ocurrió, pero sí son responsables de lo que harán para manejar esa vivencia. No, no son responsables de lo que viven, pero sí son responsables de aprender a manejar su dolor.
Los procesos terapéuticos buscan minimizar el impacto de las victimizaciones y el impacto de la sociedad en la vida de una persona que no buscó vivir con miedo, ni con preocupación; que no buscó despertar en la madrugada con síntomas de ansiedad, que no buscó presentar dificultad para dormir, que no buscó perder la esperanza, pero que ahora se enfrentan a esta realidad. Los procesos que promueven salud mental, buscan ayudar a las personas a transformar la vivencia que han sufrido, a encontrar cómo el daño puede ser reparado, a sentir, para aceptar y sanar, para convertirse en resilientes.
En el Centro de Apoyo par Víctimas del Crimen(CAVIC), reconocemos que es importante buscar y encontrar tu bienestar y queremos acompañarte en tu proceso de recuperación. Para ayuda y orientación llama al 787-763-3667, servicios interdisciplinarios libre de costo para víctimas de todo tipo de delitos.
*La autora es psicóloga del Centro de Apoyo para Víctimas del Crimen (CAVIC)