Luego de la primaria de los dos partidos que nos han llevado a la quiebra, la noticia que sacudió al país fue el arresto de la representante María Milagros Charbonier, acusada por conspiración, hurto de fondos, soborno, fraude electrónico, lavado de dinero y obstrucción a la justicia.
Es el más reciente caso de corrupción de un funcionario electo, para vergüenza del país y de la Cámara.
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No podemos olvidar los casos que culminaron en la expulsión de un representante en este cuatrienio por violencia de género y empleados fantasmas; las renuncias de dos represen-tantes, uno por esquema de otorgamiento de contratos fraudulentos y otro por despedir a una empleada por no cooperar con la recaudación de fondos de su candidatura.
Tampoco el escándalo de corrupción protagonizado por el pasado presidente de la Cámara PPD, Jaime Perelló, en la otorgación de un contrato a Anaudi Hernández.
Ahora, a Charbonier se le acusa de aumentar el salario de una empleada para que ésta depositara en su cuenta de banco $1,500 quincenales. En dicho esquema involucró a su esposo e hijo.
Como si todo lo anterior no fuera suficientemente vergonzoso, el Portavoz Popular en la Cámara, “Tatito” Hernández, atribuyó los casos de corrupción a la eliminación de dietas y estipendios que recibían los legisladores anteriormente.
Plantear que para que no haya corrupción en la Legislatura sea necesario el aumento de salario y beneficios adicionales es una barbaridad. El legislador recibe un salario y tiene que ser honesto y decente con el mismo y los fondos públicos que administra. Esta justificación de lo injustificable, resulta alarmante e indignante, sobre todo viniendo de un legislador.
Pero la calentura no está en la sábana.
El problema de la corrupción es un germen que ha infectado al PNP y PPD, al punto que hay legisladores que tan pronto llegaron a sus escaños, comenzaron con estratagemas para robar dinero del pueblo. Es nuestra responsabilidad ciudadana cortar de raíz la corrupción que desde hace tiempo arropa al país, escogiendo candidatos de probada honradez y compromiso para la creación de una Patria Nueva.