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Opinión de Luis Daniel Rivera: La tarea de gobernar en tiempos de COVID-19

Lea la columna del exsenador y aspirante a la Cámara de Representantes

En mis primeros días en El Capitolio, allá para enero de 2013, mientras este jibarito del barrio Santa Cruz de Carolina con mucho entusiasmo asumía la tarea de representar a la ciudadanía del distrito de Carolina en el Senado de Puerto Rico, recuerdo las voces de distintas personas que me advertían con cariño de la difícil encomienda que teníamos al frente del gobierno en ese momento. Los problemas que heredamos eran recurrentes: una crisis económica, un déficit fiscal insostenible, una deuda impagable, un desempleo rampante y la frustración de una ciudadanía que ya no creía en sus instituciones públicas como herramienta para resolver sus problemas.

Este recuerdo aún me acompaña y se interpone cuando rememoramos las dramáticas experiencias sufridas a raíz de los Huracanes Irma y María. Estas experiencias de mucho dolor, se juntan a la respuesta gubernamental a los terremotos y desde luego, a la actual pandemia de la enfermedad de coronavirus. Hoy, estoy en otro frente gubernamental, el municipal. Un frente donde la tarea pública y la gestión de los problemas de la ciudadanía es más directa, más sensible y donde escasean aún más, los recursos públicos.

El problema principal de la actual administración estatal es su lejanía en el entendimiento de los problemas de la gente. Tal cual, ejercicio esotérico de abstracción, donde si no tengo la solución, no veo el problema y este, por tanto, no existe. A esto se suma, una falta de sensibilidad para priorizar lo importante de lo urgente y de lo inmediato. No me cabe la menor duda que todos siempre actuamos con buenas intenciones. Sin embargo, sin una dirección clara del objetivo, las buenas intenciones son solo buenas oportunidades para algunos que se aprovechan de la crisis, como si todo fuera siempre un jackpot de casino, en lugar de la vida, las esperanzas y las ilusiones de nuestra gente.

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Las buenas intenciones de este gobierno son el jackpot de casino para quienes sin sufrir los efectos inmediatos de la tragedia, tienen la agilidad para crear empresas, la habilidad para disfrazar tumbes en negocios y en definitiva, sugerir que actúan de buenos samaritanos. Cuando se confabulan estas actuaciones deliberadas, no hablamos de errores de cálculo o de negligencia. Simplemente, presenciamos la obsesión ideológica de unas personas que siempre que han podido elegir, eligen a los intereses de la minoría en detrimento de la vida, la seguridad y la prosperidad del resto de nosotros.

La tarea de gobernar en tiempos de COVID-19 es difícil, ardua e incansable. Pero no basta con decirlo ni dedicarle horas y esfuerzo. También, hay que saber a quien se representa, quesueños, esperanzas e ilusiones uno tiene en sus manos y ante todo, a quien uno defiende. Para que cuando haya que firmar contratos, repartir suministros y gestionar dinero público, además de buenas intenciones, hagamos el bien. Este próximo 9 de agosto, estoy en la papeleta para ser tu representante en el distrito representativo 38 que incluye a dignos sectores de nuestros municipios de Trujillo Alto, Canóvanas y Carolina.

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