¡Se disparó el Covid-19 en Puerto Rico! Regresamos a un necesario régimen de disciplina tras ponerse en efecto la nueva orden ejecutiva de la gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez Garced. Con esta nueva promulgación no solamente se volvieron a quedar “puyús” los chinchorros y las barras, sino que hasta las cirugías estéticas deberán posponerse, al menos, durante el resto del mes de julio. ¡Llévatela viento!
Tras el anuncio de las nuevas medidas preventivas, las críticas no se hicieron esperar. ¿Que raro, verdad? Los que pedían a gritos la reapertura parcial de las actividades culturales y económicas del país, son los que ahora gimen pidiendo más restricciones. Un sector amplio, entre ellos los alcaldes, aplauden las posiciones preventivas impuestas por la primera mandataria. Pero otros la tildan de “desafiante”, “regañona” y “mentirosa”. ¿Qué hacer? ¿Qué pensar? ¿Cómo actuar?
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La fe y el sentido común nos proponen un camino. El gobierno estatal y los municipales pueden imponer restricciones para evitar los contagios del Covid-19 cuantas veces estimen conveniente, pero no acabaremos con él si no aprendemos, antes, a obedecer. La “obediencia” se aprende en casa. No es un mero concepto religioso que promueve el servilismo, como algunos atrevidos han llegado a afirmar. Sino que es una actitud humana fundamental que, vivida correctamente, fomenta la responsabilidad personal y colectiva, así como las buenas relaciones, la sana convivencia y el desarrollo de tareas productivas.
La tradición legal afirma que las sociedades y los estados funcionan entorno a la obediencia. La persona obediente es la que aprende a acatar normas justas, así como las reglas de comportamiento más básicas en una sociedad. El Covid-19 no lo erradicaremos por completo si continuamos desafiando los protocolos de salubridad esenciales: como el uso obligatorio de la mascarilla, el lavado de las manos por veinte segundos, y el absolutamente necesario distanciamiento social. El padre de la tragedia griega, Aeschylus, afirmó una vez que “la obediencia es la madre del éxito y está casada con la seguridad”. Si queremos un Puerto Rico más seguro, debemos ser un Puerto Rico más obediente.
A veinte días de las primarias resultará interesante cómo los rivales políticos de Wanda Vázquez obedecerán la nueva orden ejecutiva. Algunos la criticarán, otros la acatarán a “regaña dientes”. Pero de lo que sí estamos seguros es que de ahora en adelante nos daremos cuenta de quiénes son los candidatos políticos que verdaderamente ponen a Puerto Rico primero.