Hace un año arropábamos las calles manifestándonos contra el abuso de poder, las mentiras y la corrupción de este gobierno. Nos unimos como nunca antes para destituir a una de las figuras más emblemáticas de la corrupción del bipartidismo. Pero lejos de acabar con su salida, la corrupción sigue aferrada a una gestión que aparece ininterrumpida desde hace varias décadas.
No podemos perder de perspectiva que la corrupción tiene por lo menos dos lados. Además de sus protagonistas gubernamentales, hay un grupo diverso del sector privado que vive del desvío de fondos públicos, de la privatización de la gestión gubernamental, a través de todo tipo de contratos con las agencias del gobierno. También son parte integral de este esquema los voceros de esa ideología corrupta y privatizadora, quienes disfrazados de expertos o analistas, impulsan la línea discursiva oficial. Pretenden hacernos creer que es correcto que se legisle a nuestras espaldas, en medio de una pandemia, y sin explicarnos el alcance y las consecuencias de miles de páginas de legislación. Todo con la complicidad de esos funcionarios electos, senadores y representantes cuyas obligaciones incluyen el deber de mantenernos informadas. ¿Cuándo hemos visto al senador Henry Neumann en nuestras comunidades explicando alguna de las terribles piezas legislativas a las que le ha votado a favor? No basta con acudir a canchas abandonadas y recién pintadas para el “photo op”.
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Cada vez que caminamos y escuchamos a nuestra gente en las comunidades de Aguas Buenas, Guaynabo y San Juan recibimos el sentir del pueblo: indignación, frustración y muchas ganas y sed de cambio. Ya nadie le cree a los líderes de los partidos tradicionales, hemos confirmado repetidamente sus promesas vacías y sus mentiras como un estilo arcaico de hacer política, compartido por rojos y azules. El miedo que sienten los políticos de los partidos tradicionales no es infundado. Saben que sus días están contados. Resulta paradójico, pero ese miedo en lugar de disuadirlos, ha provocado el aumento acelerado de los niveles de corrupción, como si estuvieran en una carrera para desviar la mayor cantidad de fondos públicos posibles en el tiempo que les queda, pues saben que no van a regresar.
El nuevo Código Electoral cambió muchas cosas, entre ellas, la forma en que se emite el voto, por eso, junto a mi equipo de trabajo, estaré publicando videos cortos explicando cómo votar correctamente para asegurarnos que enterraremos de una buena vez el bipartidismo corrupto y colonial.