Antes de entrar en análisis, repasemos los últimos 15 años de promesas políticas.
“Te voy a dar un alivio contributivo sin precedentes”, dijo Aníbal Acevedo Vilá en el 2004. Luego, en el 2006 impuso un sale tax de 7%.
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“Al único que voy a despedir es a Aníbal Acevedo Vilá”, aseguró Luis Fortuño en el 2008. En el 2009 despidió a 12,000 empleados públicos.
“Olvídense para siempre del 7% (del IVU)… A partir del primero de diciembre, a partir de las navidades que vienen el IVU vá a ser de 6.5%”, prometió Alejandro García Padilla en el 2013. En mayo del 2015 aumentó el IVU a 11.5%.
“(Ricardo Rosselló)… no tiene la capacidad probada para liderar a Puerto Rico en su peor momento de la historia moderna”, afirmaba Pedro Pierluisi en mayo de 2016. “(Rosselló) definitivamente (es el mejor candidato), tiene la visión correcta, tiene el mejor plan para Puerto Rico… y vá a sacar a Puerto Rico de este atolladero”, dijo el ex comisionado residente cinco meses más tarde.
“La deuda puede pagarse”, juró Ricardo Rosselló en el 2016. “Tomé la decisión de solicitarle a la Junta de Supervisión Fiscal que Puerto Rico se acoja a la protección del Título III”, anunció el mismo Rosselló en el 2017.
“Me mantengo firme, esa es mi determinación con el pueblo de Puerto Rico, hasta el año que viene”, indicó Wanda Vázquez en noviembre de 2019, jurando que no aspiraría a la gobernación en las elecciones del 2020. “He decidido seguir trabajando por y para ti por lo que anuncio mi candidatura a la gobernación”, anunció un mes más tarde.
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“Esa (Jaresko) es la que cobra $625,000 para clavar al pueblo de Puerto Rico”, gritaba Carmen Yulín Cruz en junio de 2019, en referencia a Natalie Jaresko, directora de la Junta de Supervisión Fiscal. Hace dos semanas Cruz dijo, luego de una reunión con Jaresko, que trabajaría de la mano con la Junta de Supervisión Fiscal, y cito: “por el bien de Puerto Rico”.
“Las actividades de orientación constituirán de una presentación multimedia que explica el desarrollo histórico del concepto del ELA Soberano en el seno del PPD”, expresaba el pre-aspirante a la gobernación por el Partido Popular, Charlie Delgado Altieri, en el 2014 sobre su participación en actividades educativas de apoyo a la soberanía de Puerto Rico. “Yo no creo en la soberanía”, dijo la semana pasada.
Eduardo Bhatia vota un día a favor de la creación de un corredor costero en el área de Mar Chiquita. Cuando explota la controversia días después, entonces “se arrepiente” y pide lo retiren.
“PIP repudia celebración de ciudadanía estadounidense”, han sido los titulares sobre el Partido Independentista Puertorriqueño respecto a la ciudadanía estadounidense. Sin embargo, cuando uno le pregunta a sus líderes si los puertorriqueños perderían esa ciudadanía con la independencia, casi no dejan terminar la pregunta cuando ya estan respondiendo “¡No!”. No solo eso, parecieran defender algunos pipiolos que bajo su modelo de independencia se garantice la demoniáca ciudadanía.
Los puertorriqueños hemos sido cogidos de… desde que tengo uso de razón por los políticos. Si no, cuando menos, sus visiones con con visos de contradicción confunden. Uno termina rascándose la cabeza cuando vé, escucha y lee cómo algunos cambian de posición con una frescura en el rostro, al mismo tiempo que expresan que han cumplido sus palabras o que sus posturas son consistentes.
Esto no tiene que ver necesariamente con que sean puertorriqueños. Así son los políticos en todo el mundo, aunque los que nos atañe son los de aquí porque son los que nos afectan. Tampoco es algo exclusivo del PNP, PPD, o PIP. El partido Victoria Ciudadana es exactamente igual. Una día condenan como se comportan los partidos tradicionales, prometen ser distintos, pero hacen exactamente lo mismo. Mire cómo trataron el escándalo xenofóbico que salpicó a su candidata a la gobernación, Alexandra Lúgaro. Solo ella pudo hablar. Ni la presidenta del partido dejaron expresarse en entrevistas. Digo, si el voto de silencio de Ana Irma Rivera Lacén fue voluntario, pues de igual forma, como los partidos tradicionales, cuando les cae fanguito, se desaparecen.
Mirando el pasado y considerando el presente, creo tenemos un reto grande de cara al futuro para seleccionar porque con las opciones que tenemos, como políticos, casi todos son iguales. Los que pudieran ser “alternativas” no tienen posibilidades reales de prevalecer en estos momentos y aquí no existe la cultura de las alianzas. Lo que nos espera…