En la única Vista Pública de presupuesto, que realizó la Comisión de Hacienda de la Cámara, el presupuesto que se discutió -a pesar que la Vista fue después del anuncio de campaña disfrazado de mensaje de presupuesto que brindó la gobernadora- fue el propuesto por la Junta de Control Fiscal.
Nuevamente, la Cámara de Representantes se presta para servirle de alcahuete a la Junta, a pesar que, por un lado en el tribunal alegan que cualquier medida impuesta por la JCF “constituye una usurpación al poder exclusivo de esta Asamblea Legislativa”, y por el otro se disponen a aprobar sin resistencia la Resolución de presupuesto de la Junta.
PUBLICIDAD
El presupuesto sometido por la Junta se asemeja en estructura a todos los presupuestos coloniales. Supone que habrá fondos disponibles, producto de los recaudos y asignaciones federales, pero no han realizado un ejercicio responsable de identificación de fuentes de fondos, ni han proyectado científicamente lo que serán los impuestos directos e indirectos, a la luz de la enorme incertidumbre que prevalece en el país.
Se observa un elemento común en todas las asignaciones a las agencias, que responde a una visión del mundo laboral amparada en la reducción del tamaño del gobierno. Esto contrasta con lo que debería ser un análisis serio y ponderado de la función del empleado público en el contexto de un país que atraviesa por una recesión de 14 años, que experimentó dos huracanes destructivos hace 3 años, que experimenta terremotos al presente, y que atraviesa una pandemia como nunca antes vista.
Resulta bochornoso que los técnicos que preparan el presupuesto vean cómo de un plumazo, la Junta de Control cambia las prioridades del presupuesto. La imposición imperial que representa la Junta y el poco respeto que esta tiene por la propuesta de presupuesto del ejecutivo, quien debe imponer la política pública sobre los gastos del gobierno, estemos o no de acuerdo con su contenido y sus prioridades.
Como no soy cómplice del colonialismo en su expresión más patética, me levanté de la Vista y abandoné en salón de audiencias. No me voy a prestar para ser un mero “Sello de Goma” de la Junta de Control Fiscal, abdicando a mis prerrogativas como Representante electo del Pueblo de Puerto Rico.