¡Quedé bruto! Esa es la expresión que usan mis estudiantes cuando algo les parece inverosímil o fantástico. Así quedé ante el mensaje de estado del país y presupuesto (todavía no está claro si uno, otro o ambos). En medio de la peor crisis de la historia—depresión económica, desastres naturales y pandemia—se hacían promesas sin límites a todos los sectores del país. Como por arte de magia se dice un “abracadabra” y todo cambiará. El gobierno federal abrirá el grifo y llegará el dinero para todo: la reconstrucción de hogares que no se hizo luego del Huracán María, las nuevas viviendas para los desplazados de los terremotos del suroeste, los incentivos que no se han dado a los trabajadores de la salud y la seguridad, sume y siga.
También habrá gobierno limpio y eficiente. Se acabarán las compras fatulas, los contratos a hijos talentosos y las filas en el departamento del trabajo. Habrá de todo y para todos, $1,000 para los recién graduados que prosigan estudios universitarios, dineros nuevos para la UPR que garantizarán la solvencia de su sistema de retiro por los próximos cinco años y bonos y aumentos de salarios para todo el mundo. Además, habrá alivios contributivos de diversas índoles, incluyendo un crédito de 3% para todos los que ganen menos de $100 mil dólares al año.
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Por una hora y media quedé perplejo tratando de seguir la retahíla de promesas que iban a contrapelo de lo que se observa y constata a diario: El gobierno está en quiebra, la depresión económica se agudizó y los recaudos del erario público han disminuido dramáticamente por la cuarentena y el toque de queda, la corrupción en medio de la pandemia está rampante, el desempleo crece desenfrenadamente, la espera por los pagos e incentivos prometidos se sigue alargando, mientras que miles protestan día a día para ser incluidos en el reparto de las promesas incumplidas.
Mi perplejidad me llevó al recuerdo, no es la primera vez que ante la crisis el gobernante de turno atraviesa la puerta de la cordura y se interna, como Alicia, en el país de las maravillas. En febrero de 2006 el entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá anunció un super plan para crear la “Ciudad Modelo Baldorioty” (MoBa). Justo un mes antes de anunciarse el inicio de la recesión que se convertiría en “la gran de presión de los 2000”, el hoy candidato a comisionado residente por el Partido Popular Democrático anunciaba un proyecto fantástico para construir una “ciudad vertical” a lo largo y ancho del expreso Ramón Baldorioty de Castro.
En aquel entonces pensé: cómo un gobierno que no ha podido cuadrar el presupuesto, ni resolver el problema de los apagones, ni la pérdida de un 50% del agua procesada por las plantas de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, podrá embarcarse en la creación de una ciudad vertical futurista tipo “Los Supersónicos” (serie animada de los años sesenta). De dónde saldrá el dinero, de fondos federales por supuesto. La misma lógica y las mismas interrogantes siguen vigentes, sólo que ahora se añaden los efectos de desastres mal manejados, la corrupción descarada de miembros del partido de gobierno en medio de la tragedia y la incompetencia crasa de los funcionarios del gabinete y del sector público. En 2006 la crisis estaba por empezar, hoy la crisis cumple catorce años y volvemos a fantasear.
Imagino que por eso estaba allí míster Brown, el monitor federal, Almirante Peter Brown, al lado de la Comisionada Residente, que fue reconocida como la heroína de esta fantasía, la portadora del dinero, “la mecenas” del convite. De dónde saldrán los chavos, del dinero federal para la reconstrucción de los desastres y el estímulo de la pandemia. Quien los repartirá, el gobierno de Wanda Vázquez y el PNP.
Pero como dice el americano, “not so fast”, o como decimos los puertorriqueños, “cógelo suave”. Hasta ahora el gobierno de Puerto Rico no ha podido diseñar un mecanismo satisfactorio que garantice transparencia en el uso de fondos para la reconstrucción. El estímulo de la pandemia se retrasó más de un mes y luego ha tenido altas y bajas. Y míster Brown y doña Natalie, tendrán mucho que decir. El presupuesto ya está aprobado, es el de la Junta. Así que cuando se aterrice del viaje por el mundo de la fantasía, Jaresko será la mala, la Junta será el enemigo.
Pero qué importa, el objetivo es ganar la primaria, ni siquiera la elección. Sólo el corazón del rollo del PNP se cree la fantasía, como sólo los allegados de Aníbal se creyeron el cuento de MoBa. Como dice el americano: “si no puedes deslumbrarlos con tu brillantez, confúndelos con boberías” (If you can’t dazzle them with brilliance, baffle them with B.S.)