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Opinión de Denis Márquez Lebrón: La ruta hacia otro retrato

Lea la columna de opinión de Denis Márquez Lebrón

Cuando estudié en la Universidad de Puerto Rico, tuve el privilegio de ser estudiante del Profesor Luis Nieves Falcón, QEPD, en un curso sobre colonialismo y su impacto en Puerto Rico. Una de las primeras lecturas que nos asignó fue “Retrato del Colonizado” de Albert Memmi, fallecido recientemente, y a quien la destacada escritora puertorriqueña Ana Lydia Vega homenajeó con uno de sus maravillosos artículos, transportándome de vuelta a ese curso que fue fundamental no solo para comenzar a entender a Puerto Rico sino para reforzar que el camino que recién comenzaba de lucha por la independencia, era el correcto.

Varias décadas después de ese curso, y del proceso de aprendizaje que me inspiró, sigue vigente en nuestro país todo ese brutal colonialismo con modificaciones y “nuevos trajes”, pero siempre subordinando y sometiendo al colonizado. El gobierno y sus instituciones han sido protagonistas del proceso, siendo la educación y sus políticas económicas de dependencia sus cartas promotoras principales. Mientras, la represión y la persecución política ha sido y es el “garrote” al que someten a toda persona o institución que reta y lucha contra ese colonialismo.

Todavía en el siglo 21 se promueve en este país el “endiosamiento“ al colonizador. Sectores del país defienden y apoyan las acciones del gobierno de EE.UU. como si fueran las propias. Las justificaciones de las viles políticas racistas, xenófobas e imperialistas; el sentido de subordinación, de sometimiento e impotencia y la creencia de que no podemos hacer lo que hacen en más de 180 países del mundo -que es mandarse a sí mismos con libre determinación- son ejemplos desgraciados de ese colonialismo. La desigualdad social, la pobreza, la ignorancia y las múltiples acciones discriminatorias son consecuencias intrínsecas de este colonialismo que nos ahoga. 

Fueron muchos los ejemplos estudiados en ese curso de Nieves Falcón sobre este retrato del colonizado y tantos más son los que vivimos cotidianamente hoy. La ruta estuvo, ha estado y está definitivamente trazada para destruir el colonialismo, sus consecuencias y sus efectos. Esa ruta es la de la independencia y la libertad unidas a un profundo proceso de reconstrucción económica y social. Es la ruta de la búsqueda de un nuevo retrato de país libre, justo, solidario, eficiente y en equidad, mirando de frente al mundo desde una nueva sociedad fortalecida, saludable y sólida en sus bases y columnas; la de una patria nueva.

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