En estos poco más de nueve meses del presente gobierno, hemos aprendido varias cosas; una, la propensión a mentir, sea por la perversidad del decente o por su ignorancia del tema. Esto último, para decirlo claro, produce las mentiras típicas del que todo lo ignora de un tema, pero jamás reconoce su ignorancia al respecto.
La otra cosa que hemos aprendido en estos trescientos y pico de días es, sin duda, la propensión de ciertos líderes del PNP, a permanecer mudos ante las mentiras flagrantes —por perversidad o ignorancia— de la nueva administración. Lo que es peor, en ocasiones hemos visto como éstos, no solo callan, sino que pretenden callar a aquellos que responsablemente denuncian las mentiras y las tramoyas, al punto de instar e insistir en que se “haga buche”.
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Por causas de índole diversa, las mentiras les resbalan, se dice coloquialmente; las aceptan con una sonrisa burlona, pero discreta sin atreverse a exhibirlas y mucho menos a denunciarlas. Tal parece que corregir al poderoso que miente por las razones que fueren, es casi el suicidio político o la pérdida de privilegios, confesables o no. También, parece que hay temor que empieza a rayar en el pánico a exhibir las afirmaciones equívocas de aquellos que, dada su renuencia o franco rechazo a la autocrítica, las repiten una y otra vez sin rubor alguno.
Esta es sin duda la posición que ha tomado el equipo de campaña de la hoy Gobernadora Wanda Vázquez. Un grupo que ante toda crítica, así sea constructiva, y ante todo cuestionamiento, así sea merecido, de la gestión de Vázquez Garced toma una actitud revanchista y atribuye la crítica o el cuestionamiento a que todo se debe a la campaña primarista. Un grupo que por un lado opera de manera agresiva contra todo aquel que no acceda a mirar hacia el lado y hacer caso omiso a las mentiras y los desaciertos de la administración, mientras que por el otro hipócritamente hace un llamado a campañas de altura y al diálogo entre hermanos progresistas.
Para muestra, un botón basta. Lo vimos con el intento desesperado de frenar las vistas llevadas a cabo por la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes sobre la escandalosa compra de pruebas rápidas de Covid-19 a sobre precio, a una compañía de construcción. Dichas vistas revelaron, sin lugar a duda, un potencial fraude multimillonario gestado en las más altas esferas gubernamentales. Lejos de haber sido una gesta política, resultaron ser una gesta patriótica para desenmascarar a los mercaderes que pretendían lucrarse de la crisis de salud más grande que ha enfrentado la Isla.
Los que llamaban a “hacer buche” quedaron desnudos ante la opinión pública. Aún así, no se dan cuenta que las mentiras en esta era de las telecomunicaciones son descubiertas y exhibidas, casi en tiempo real, no únicamente por parte de los profesionales de los medios sino por todo aquel con acceso a las redes sociales. Desgraciadamente, en aras de lograr un triunfo electoral continúan mintiendo, insistiendo en que se “haga buche”, dejando para record la realidad de que no tienen el menor respeto por la verdad ni por los ciudadanos a los que pretenden convencer de cara a los procesos eleccionarios.