Cerca del 25 y 26 de marzo todo parecía ser felicidad para el constructor auto-convertido en proveedor de productos médicos Robert Rodríguez y el abogado Juan Maldonado. Luego de estar de un lado al otro, la actual administración les otorgó un contrato de 38 millones para adquirir pruebas Covid. Ambos sintieron se sacaron la Loto. Leamos parte de la animada conversación entre ellos para esos días de gloria:
Juan Maldonado: “Para que tú y Evelyn celebren con nosotros. El virus fue productivo”.
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Robert Rodríguez: “Demasiado de muchos millones para un solo puertorriqueño. Felicidades”.
Juan Maldonado: “Robert, le digo a Jessica que el bizcocho de tu cumpleaños vá a ser en la forma de una caja del kit y un ventilador”
Robert Rodríguez: “Lo quiero. Siiiiiiiiii”
Sin embargo, esta “linda y conmovedora” historia “de superación fácil” cambió en solo 12 días. La felicidad comenzó a desdibujarse del rostro de los “casi casi millonarios”. Estos principiantes pasaron por alto las regulaciones federales y pensaron que un depósito de 19 millones de dólares en una cuenta bancaria que no había tenido en su historial más de 30 mil billetes pasaría desapercibida, que no activaría todas las alarmas y que mucho menos llegaría al FBI.
El tono de la feliz conversación cambió. Lea e imagine los rostros.
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Robert Rodríguez: “Nos miran aún más”
Juan Maldonado: “Todo esto me va a causar un ataque cardíaco”
Robert Rodríguez: “Que cada vez estoy en vista de más. Yo estoy súper mal”.
Juan Maldonado: “…La verdad que jamás pensé que esto fuera a pasar. Pero ni en un millón de años”
Robert Rodríguez: “Entre no dormir, arritmia, y presión alta. No puedo manejar así… Esto continúa y es muy fuerte para mí. Buscaré quién me brinde representación legal y me ayude en esto.”
Planteaba en un escrito anterior que no esperaba vivir un deja vu de lo ocurrido en el verano pasado, a menos de un año. En aquel entonces se mezcló un posible caso de corrupción con un chat en el que hubo burlas y comentarios insensibles.
La historia se repite a solo 8 meses del verano del 19. Un posible tumbe con otro chat. Sin duda no se trata del mismo caso porque no tenemos en este chat a la gobernadora ni a ninguno de sus funcionarios participando. Sin embargo, al haber sido la propia Wanda Vázquez una de las más fervientes defensoras del proceso de este contrato, deja un mal sabor. De hecho, fue la última figura política de relevancia en salir a condenar el contenido del chat. Yo estoy seguro que ella lo condenó de forma genuina y lo que expresó es su convicción, sin embargo, su tardanza en hacerlo público dá la impresión que le dio más peso al efecto político electoral.
Ahora, el mensaje principal de este escrito es para los que están en el “dribleo” de la corrupción con el gobierno. Sin adjudicar que haya habido algún acto de corrupción más allá de toda duda, ¿cree usted que Juan Maldonado y Robert Rodríguez imaginaban que quedarían expuestos en este proceso sospechoso? “…La verdad que jamás pensé que esto fuera a pasar”, dijo “secretamente” Maldonado a Rodríguez. Así piensan todos: “¡A mí no me van a coger!”. Así pensaba Lutgardo Acevedo, Jorge De Castro Font, Víctor Fajardo, Edgar Santana, “Angelito” Figueroa, Anaudi Hernández, Fernando Toledo y otros tantos que resultaron convictos por corrupción.
Para usted robarle al gobierno depende de otras personas y algo debe tener bien presente: su compinché lo vá a tirar al medio cuando le aprienten usted sabe qué. Quizás sea usted el que hable y cantante más que Tommaso Buscetta cuando delató a la Cosa Nostra. Quizás usted está listo para arriesgarse y aguantar el golpe. ¿Lo está su esposa? ¿Sus hijos?, ¿Sus padres? ¿Así de poco le importa ellos como para ponerlos en vergüenza? Hoy Maldonado y Rodríguez, seguramente, piensan en sus familiares y quisieran dar marcha atrás al tiempo.