Para comenzar a reabrir la economía de manera segura, es necesario implementar un sistema mediante el cual se pueda rastrear el contagio del coronavirus y contener nuevos brotes emergentes antes de que estos se propaguen y fuercen al gobierno a decretar un nuevo cierre total.
Este trabajo, conocido como “rastreo de contactos”, es crítico para los planes estatales en la medida que se pretende relajar el distanciamiento social sin invitar a un resurgimiento repentino de los casos de Covid-19. Los planes a nivel mundial para aliviar las restricciones de distanciamiento social se basan, en su inmensa mayoría, en la implementación de estos sistemas de rastreo junto a el aumento en el número de pruebas.
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Para evitar otro pico en los casos, como parte de los trabajos del sistema de rastreo, los trabajadores de salud pública realizarían el proceso difícil y a veces tedioso de entrevistar a las personas diagnosticadas con Covid-19 en aras de identificar con quiénes han estado recientemente en contacto físico y luego informar a esas personas sobre su posible exposición para que se auto-aislen y se hagan algún tipo de prueba.
La rapidez con la que se debe hacer este trabajo de rastreo no tiene precedentes y no puede esperar dado que es un hecho inexpugnable que, si se pierde el rastro de algunos casos, esos contagiados pueden terminar reactivando una nueva ola de contagios que nos fuerce de vuelta al aislamiento total.
Rastrear los contagios del Covid-19 presenta nuevos desafíos. Una persona infectada con el virus puede propagarla a media docena de personas y los síntomas a menudo no se presentan durante días después de que una persona queda contagiada.
Las nuevas tecnologías que se han desarrollado como herramientas para el rastreo podrían ayudar a los trabajadores de salud pública con sus trabajos. De hecho, se están rediseñando las funciones Bluetooth de los teléfonos inteligentes para que puedan rastrear de manera anónima y silenciosa a las personas con las que cada uno de nosotros entra en contacto cercano para tener información certera en el rastreo.
Junto con la escasez de pruebas diagnósticas, la deficiencia más grande de la estrategia del Gobierno para enfrentar la pandemia es la ausencia de una herramienta para el rastreo de contactos, que ha probado ser la estrategia más exitosa a nivel mundial para evitar la propagación de la enfermedad. Esto es un asunto URGENTE que el Gobierno tiene que atender de inmediato, de otra forma lo que se pretende sea la reapertura de nuestros negocios para lograr la reactivación de nuestra economía puede terminar convirtiéndose la reactivación de los contagios del virus.