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Gobernar

Lea la opinión del licenciado Alejandro Figueroa

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Con la juramentación de la Lcda. Wanda Vázquez como gobernadora en agosto de 2019 comenzó lo que ella, junto con sus asesores, denominó el nuevo Gobierno, y con ello, dio inicio un nuevo período de expectativas, avances, interrogantes, fracasos, decepciones. La historia política, en nuestra isla y en todas partes, es cíclica y la distancia que suele haber entre el principio y el fin es abismal, para bien o para mal. Recordemos.

Cuando uno lee las declaraciones de quienes ganaron las elecciones, o en este caso, quien asume el puesto por orden constitucional, queda con la impresión de que se trata de personas hábiles, efectivas, vigorosas y, tal vez, con deseos de hacer bien las cosas. Es muy raro que un gobernante se proponga deliberadamente hacer las cosas mal. Desde luego, sucede, pero no porque así se quiera, sino por razones de otro tipo, como los cambios de conducta que se sufren a lo largo del mandato, o bien, por tendencias casi demenciales, como las que, tal vez, expliquen la escandalosa corrupción de muchos políticos.

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Dada la complejidad del manejo efectivo del aparato público, la realización de esta tarea exige algo mucho más sofisticado que la hiperactividad mediática o la buena voluntad. En ese sentido, todo gobernador haría bien en leer un artículo que Peter Druker, gurú de administración gubernamental, publicó en 1993 en The Wall Street Journal. En él da a conocer las reglas esenciales para los presidentes. De manera resumida, presento a continuación aquellas que considero que urge aplicar a nivel local:

1. ¿Qué hacer?

Un mandatario no debe obstinarse en hacer lo que desea, aunque eso fuera el centro de su campaña. Negarse a aceptar esto es rechazar la realidad y condenarse a ser ineficaz. Una cosa son las promesas de campaña, y otra, muy distinta, las decisiones de gobierno.

2. No microadministre.

Las labores de un gobernante son muchísimo mayores que las que una persona, aun la más enérgica y mejor organizada, pueda posiblemente lograr. Por consiguiente, cualquier actividad que un mandatario no tenga que hacer no “debe” hacerla.

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3. ¿Y qué más?

En línea con el primer consejo para tomar las decisiones de gobierno, siga el consejo que Harry Truman dio al recién electo John F. Kennedy: “Una vez que uno resulta electo, hay que dejar de hacer campaña”.

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