“Sé que seré atacada injustamente”, expresó la gobernadora Wanda Vázquez el pasado lunes cuando anunció su aspiración a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista. De eso no hay duda. Cualquier persona que aspire a un puesto político se expone a los ataques injustificados, politiqueros e innecesarios.
No obstante, no todo será “ataque político” o “ataque innecesario”. Según ella sabe una cosa, también se sabe otra: los aspirantes se quejarán de “ataque político” o “ataque injustificado” hasta cuando le tiren con el pétalo de una rosa, con la intención de desviar la atención y/o hacerse la víctima.
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Todos los candidatos se exponen al escrutinio público, y cuando se aspira a la gobernación, ese escrutinio se cuatriplica en comparación con cuando se aspira a, por ejemplo, un escaño legislativo. La fiscalización de la prensa aumenta, y no es para menos. El pueblo debería tener candidatos “a prueba de balas” respecto a seriedad, compromiso, honestidad… Este último punto es uno de los más importantes por el historial de corrupción que hemos sufrido por décadas. Por eso se pone una lupa sobre los candidatos, e incluso, su familia. ¿Por qué? Sencillo. Un solo ejemplo: eche un vistazo a la presidencia de Carlos Salinas de Gortari en el sexenio mexicano de 1988 a 1994. Su hermano Raúl hizo de las suyas enriqueciéndose, al punto de que, en 1995, su esposa Paulina Castañón fue arrestada cuando intentaba retirar fondos en Suiza de una cuenta de él que tenía un alias. La investigación llevó a las autoridades a una fortuna de cerca de 160 millones de dólares, no pesos, DÓLARES. El Gobierno mexicano reclamaba el dinero confiscado porque indicaba que fue obtenido a base de corrupción gubernamental, y el Gobierno suizo lo reclamaba porque también estaba ligado al narcotráfico.
Imagine que, “como la familia no se puede tocar”, el periodismo investigativo no pueda adentrarse en un caso como ese. No estoy diciendo que nuestros políticos estén a ese nivel, pero sí que cuando se aspira o se está en el poder, la lupa del escrutinio se expande. ¿Imagina que como “no se puede meter con la familia”, la ciudadanía no pueda enterarse de la avalancha de contrataciones de “hijos talentosos”?
Habiendo dicho eso, la lupa constante y aguda recaerá en todos los candidatos, pero más en la gobernante, en este momento histórico, porque llegó al poder sin ese proceso de escrutinio al no pasar por unas elecciones. No es lo mismo el escrutinio para dirigir una agencia de gobierno que para gobernar. En ese caso, se es más exigente porque tendrá la responsabilidad máxima de dirigir todo el país.
En esa línea, me pareció muy importante la información reportada y discutida sobre una reunión de Vázquez en la casa de un contratista del Gobierno, de nombre Carlos Colón. Trascendió que la reunión era con potenciales donantes para la campaña organizada por el contratista del Gobierno, y en la que participó Raymond Cruz, ayudante de Ricardo Rosselló, quien presuntamente recibía a los que llegaban.
El martes en la noche, la gobernadora fue cuestionada en Jugando pelota dura (Univision PR) y, aunque trató de aclarar, la realidad es que surgieron más preguntas. Confirmó la reunión, pero aclarando que no conocía al dueño de la casa, que fue una invitación por medio de una persona cercana a ella en La Fortaleza, que no sabía que era contratista del Gobierno, que no sabía que habría otras personas, que no sabía que iba a estar Raymond Cruz. Dijo que la invitación fue porque querían saber qué iba a hacer y que no se habló de candidaturas, lo que lleva a la pregunta: ¿qué quería saber el dueño de la casa, que es contratista del Gobierno, sobre qué iba a hacer ella con qué si no era una candidatura? No aclaró ese punto.
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Luego, en el programa Sin miedo, de NotiUno 630, el vicepresidente de la Cámara, José “Pichi” Torres Zamora, dijo que la única persona que conoce que esté en La Fortaleza y que tiene algún vínculo “familiar” con el contratista Colón es la subsecretaria de la Gobernación, de apellido Sánchez. Si fuera el caso, ¿que la subsecretaria no le dijo a Vázquez quién era el dueño de la casa, que tampoco le dijo que era contratista del Gobierno, y que habría otras personas? No tengo razón para dudar porque no hay algo que diga lo contrario, pero está complicado creer que no haya ese tipo de comunicación y que la gobernadora visite una residencia sin saber nada de su propietario, solo que la convocaron. Wanda Vázquez fue fiscal, secretaria de Justicia y, por eso, es más difícil de creer que con ese instinto que debe tener, por los años de experiencia, no se le ocurriese preguntar. Ella no acusaba solo en casos de asesinato. También conoce lo que podría verse como conflictos. No estoy diciendo que haya habido algo ilegal, pero, ¿en apariencia? Esto parece más de lo mismo.
Este tipo de cosas, de escrutinio, es a lo que se expone cualquier candidato a la gobernación, principalmente penepé o popular. Y como les dije, el radio de escrutinio no se circunscribe al candidato. Se hace extensivo a los familiares inmediatos: esposos o esposas, hijos, hermanos, padres, etcétera. ¿No recuerda cómo los servicios de la ex primera dama Lucé Vela a la banca privada fueron objeto de discusión pública? ¿O los contratos de las hermanas del exgobernador Aníbal Acevedo Vilá? Es algo que siempre ocurrirá y el candidato no puede tratar de poner una barrera amparándose en que todo lo familiar no puede discutirse o investigarse. ¿Asuntos familiares, personales? Ya eso es otra cosa, pero, con todo y eso, también se cuela en el debate, con información cierta o falsa, pregúntele a Alejandro García Padilla las cosas que inventaron. Eso sí es lo que no debe ocurrir.