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¿Has Tratado de Reemplazar un Mal Hábito por un Buen Hábito?

Columna de Marta Michelle Colón

¿Alguna vez has hecho una resolución de año nuevo que solo dura tres días? ¿Cuántas veces te has puesto a dieta, has dicho que dejarás de fumar, que harás más ejercicio, que gastarás menos, que no usarás tanto el celular, que tendrás más productividad y que dormirás más?

Cambiar un comportamiento “habitual” es bien difícil, incluso para los más productivos y disciplinados. Deshacer algo que es parte automática de lo que somos requiere más que un esfuerzo de la noche a la mañana. Incluso, una vez lo logramos, necesitamos continuar haciendo ajustes en nuestras vidas para asegurarnos de no regresar a la conducta pasada. A continuación, algunos hábitos de los que debemos alejarnos.

1. Pensar que se trata de fuerza de voluntad Para cambiar hábitos, requerimos mirar lo que nos rodea, quién nos rodea y cuál es su efecto en nosotros. Es difícil dejar de tomar café si todas las mañanas en tu casa toda la familia toma café o si el lugar de encuentro en la oficina es al lado de la máquina de café.

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2. Centrarse en el “hábito negativo” que queremos cambiar Necesitamos concentrarnos en lo que haremos para evitar los comportamientos que queremos detener. Si quieres romper tu relación amorosa con el celular, crea fricción. Cuando llegues a tu casa, ubícalo en un lugar lejos de donde pases tu tiempo y durante horas laborables, guárdalo en una gaveta o lejos del perímetro visual.

3. Pensar que un resbalón es el fin del mundo –  Si quieres hacer ejercicios cuatro días a la semana, y un día, después de una fiesta fabulosa preferiste dormir o, simplemente, darte un banquete de desayuno, no significa que le fallaste a tu meta. Hay que ser flexibles con los cambios de hábito y evitar los gritos del perfeccionismo. Hay que mantener perspectiva positiva. Atragantarnos de bizcocho de chocolate por nuestro cumpleaños no significa que podemos regresar a evitar el azúcar el próximo día.

4. No celebrar logros pequeños   Una amiga se inspiró cuando le conté que fui de nunca caminar a correr 8 millas en pocos meses. Siempre le recuerdo que mi truco es en el trayecto de la corrida celebrar adelantos en el camino (el edificio rosa, la farmacia, el carro abandonado), lo que menos tortuoso el camino. En lugar de centrarme en cuanto quiero correr, me enfoco en el progreso que voy logrando.

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