En varias semanas, comenzará el proceso de radicación de candidaturas para las elecciones y los aspirantes iniciarán el proceso de cumplir con los requisitos que establece la ley electoral. No obstante, existen otros requisitos que surgen de la realidad social y política que permea en nuestro país y deberían ser considerados por los electores al momento de ejercer su voto.
Uno de ellos es el historial del partido político por el cual un candidato o candidata decide aspirar o revalidar. En todas las elecciones —pero en las próximas particularmente— hay que preguntarse si ese candidato es parte de una organización que ha sido responsable de la debacle económica del país, de la quiebra, del inmenso endeudamiento público que nos tiene metidos en una crisis de grandes proporciones. Si esa candidata o candidato es parte de los partidos que a lo largo de los años han sido protagonistas constantes de la corrupción pública y cómplices del inversionismo y del clientelismo político que arropa la contratación y el nombramiento en el sector público.
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Si será candidato de los que por décadas han destruido el sistema de salud pública, mutilado la educación pública, golpeado a la clase trabajadora, masacrado los recursos naturales y el medioambiente.
Si seguirá siendo parte de los que, en aras de “administrar el presupuesto colonial” y de ser unos sumisos ante la Junta de Control Fiscal, no están dispuestos a enfrentarse a ella e impulsar la descolonización. Todos esos requisitos estarán sobre el tapete en las próximas elecciones.
Al otro lado, estamos los que cumplimos los requisitos para un mejor país, los que creemos en una educación pública, en defender la UPR, en transformar el sistema de salud mediante un seguro universal. Los que creemos en una patria nueva, donde el medioambiente sea prioridad y en la que es imperativo iniciar un verdadero proceso de descolonización que acabe con la Junta y sus políticas neoliberales. Los que pertenecemos a un partido con limpieza y pulcritud en la gestión y administración de fondos públicos.
Eso es cumplir con los requisitos de justicia social, solidaridad y libertad.