Recientemente, trascendió otro capítulo —supuestamente novedoso— de la “novela” de la estadidad. Se trata de la radicación de un nuevo proyecto de anexión que tendrá el mismo resultado de los anteriores: ninguno. Es presentado y auspiciado por los mismos de siempre, nada nuevo. Tampoco es nuevo el hecho de que existe un rechazo claro y contundente a cualquier proyecto de estadidad en el Congreso, ya sea mediante el rechazo directo de unos, o el silencio de otros. Y si sumamos el desprecio de los opositores a la anexión en Washington, solo tenemos la realidad política de la imposibilidad de anexar a una nación latinoamericana y caribeña, en constante resistencia ante los intensos procesos de transculturación.
Esa propuesta de anexión incluye la celebración de un plebiscito “estadidad sí o no”, que sirve como estrategia del PNP de motivar a sus electores a salir a votar ante el desastroso Gobierno del “destituido” Ricardo Rosselló y los constantes casos de corrupción. Pero dicha propuesta, además, es un regalo para los colonialistas e inmovilistas del PPD, pues no los obliga a definirse ni a explicarle al país de qué se trata la libre asociación o el llamado ELA soberano. Además, cualquier resultado del plebiscito no adelantará el proceso de descolonización. Si gana el sí, la estadidad muere en Washington y, si gana el no, no pasa nada, por lo que gana el inmovilismo.
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Desde el PIP hemos propuesto la asamblea de estatus, que permite que cada fórmula descolonizadora tenga delegados que discutan y confronten con el Congreso el contenido de sus respectivas propuestas, las cuales, al ser traídas para la votación final del pueblo, estarían definidas sobre bases reales, incluidas en nuestro reciente proyecto Asamblea para un Nuevo Puerto Rico.
No obstante, si se celebrara un plebiscito, debería ser el enfrentamiento de la estadidad versus la soberanía, que incluirá la libre asociación y la independencia. Solo así iniciaría un verdadero proceso de descolonización.
El rechazo al colonialismo es amplio y evidente. Tenemos que iniciar un proceso para acabarlo y marcar una nueva ruta para una patria nueva.