Hace unas semanas publiqué un escrito en el que indicaba que el Partido Nuevo Progresista (PNP) era su peor enemigo de cara a las elecciones. Basaba mi análisis en que los escándalos en el Gobierno durante este cuatrienio no han cesado. Escándalo no tiene que significar actos ilegales o de corrupción. Con el mero hecho de que se sepa algo que provoque profunda indignación en la ciudadanía, basta para aceptar una situación como escandalosa.
Por ejemplo, el intercambio de contrataciones de familiares que se tiene en el Capitolio por parte de ciertos legisladores y/o jefes de agencia es algo escandaloso. No es ilegal, pero puede ser catalogado como inmoral que una persona sea contratada solo por su parentesco o amistad con figuras políticas. Esto mientras personas preparadas pasan las de Caín para lograr un empleo que le pague la mitad o una tercera parte de lo que se ganará ese que está conectado.
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Tome el ejemplo de el exsecretario del Departamento de Corrección, Lcdo. Erik Rolón, y el representante José “Memo” González. Uno contrata a la esposa del otro a razón de $100.00 por hora, y el otro nombra a la novia del que le contrata a su esposa como “ayudante”. Luego, la esposa de Rolón se mueve a la Administración de Retiro con una compensación de más de $5,000 mensuales sin tener siquiera un grado académico. Eso no le pasa a la hija de cualquiera por ahí.
En el PNP no hay voluntad para cambiar el rumbo que nos trajo a esta crisis.
Esta década que está a punto de culminar ha estado salpicada de escándalos.
Es innegable que en este último cuatrienio, los que prometieron transparencia y pulcritud han botado la repartición del banquete entre familiares, amigos y conocidos, y eso da rabia al pueblo que se tiene que levantar todos los días a joderse trabajando para, a duras penas, pagar los compromisos básicos.
Las cosas hay que llamarlas por su nombre y si lo hacemos cuando se trata de una administración popular, con la misma fuerza hay que señalarlo cuando es del PNP.
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Los líderes del PNP son los peores enemigos de la propia colectividad y de su ideal, la estadidad. Unos roban, unos truquean dentro de lo “legal” y otros tratan de tapar o justificar el tumbe. Eso ya le apesta al pueblo, porque dejan de ser una alternativa respetuosa y honorable, si es que alguna vez lo fueron.
¿Con qué cara van a venir a hablar de transparencia, de que no toleran la corrupción o los actos inmorales, abusivos, cuando los tapan o los defienden hasta que no les queda más remedio?
La etiqueta de “amigos del alma” cambió a “los amigos de la Palma”. Es absurdo como crean compañías y, al poco tiempo de nacidas esas criaturitas, comen como ballenas adultas los contratos multimillonarios. La sensación de la ciudadanía es que quieren llevarse hasta el último clavo de la cruz antes de que el guisómetro diga “se acabaron los números”.
La decepción del pueblo en este cuatrienio, con esta administración, alcanza niveles insospechados. Esto no para, y mi sospecha es que “lo peor está por venir”, en términos de más señalamientos y escándalos, porque muchos han actuado como hienas, insaciables. Apuestan a que la memoria del boricua es corta, pero olvidan que si la tendencia sigue, sus propias actuaciones y nuevos señalamientos, parece, nos acompañarán hasta la misma urna.
Ni el PPD le ha hecho tanto daño a la estadidad como los miembros del PNP. Unos luchan genuinamente por el ideal y tratan de adelantarlo mientras otros destrozan el esfuerzo con actuaciones corruptas y/o inmorales. Cuando líderes políticos que dicen ser PNP y estadistas “reales hasta la muerte” están tumbándose los chavos del pueblo, beneficiando, aunque sea de manera “legal” a los “amigos de la Palma”, la estadidad se aleja.
Ahí no pueden culpar a Donald Trump, Mick McConnell y John Mulvaney.
Ustedes, “estadistas” truqueros (excluyo a los serios y decentes) junto a los “amigos de la Palma” y los políticos que los justifican y defienden, son los que cargan el AR-15, los que les ponen las balas. Los Trump, McConnell y Mulvaney de la vida solo halan el gatillo. Son ustedes quienes les dan validez y pertinencia a organismos como la Junta de Supervisión Fiscal, aun con sus virtudes y defectos.
El país está jarto de esta claque política, y la ciudadanía sigue sensible, con la herida del pasado verano aún abierta, y estas hienas lo que buscan es cómo morder más herida. Tarde o temprano tendrán consecuencias, y si un PPD descabezado gana las elecciones, no será porque son mejor opción, será porque el PNP fue un terrible Gobierno en este cuatrienio.