Seguro que usted, como muchos, celebró al escuchar la pasada semana los titulares que “confirmaban” que los abonados de la Autoridad de Energía Eléctrica nos habíamos salvado de pagar un aumento de poco más de un peso que entraría en vigor en noviembre.
El problema con la celebración es que pierde de perspectiva que, si bien nos hemos librado de un cargo, aún tenemos otro amarrado al cuello. Y ese sí, señores, golpeará el bolsillo de todos.
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El cantazo llegó en mayo por vía de la Junta de Control Fiscal, la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal, AFAAF y la gerencia de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). El 3 de ese mes se hizo público el acuerdo de reestructuración de la deuda de esa corporación. El 27 de junio, la Junta aprobó su plan fiscal. “Y esto, ¿qué tiene que ver con mi factura de luz?”, preguntará usted. Sencillo. El acuerdo al que llegaron las partes, cifrado sobre la premisa de una reducción de la deuda de la AEE, descansa en la puesta en vigor de un aumento en la factura de luz que podría comenzar el próximo año fiscal y que arrancaría con un alza de 1 centavo en 2020, con aumentos adicionales cada año hasta llegar a un alza de 4.552 centavos en el año 2024.
Ese aumento, según el representante de los consumidores en la AEE, Tomás Torres Placa, tendrá más de 40 años de vida. Así que usted y sus hijos seguirán arrastrando el alza.
Pero aunque de entrada el dolor en el bolsillo es más que suficiente para pegar dos gritos, el alza —según todos los economistas con los que he podido conversar, e incluso el propio secretario de Desarrollo Económico, Manuel Laboy— será letal para la economía local y, de manera específica, para los pequeños y medianos comercios. Y lo será por múltiples razones.
Primero, porque si el costo de energía eléctrica es citado como uno de los principales frenos para el establecimiento de nuevas industrias en la isla, ¿qué nos hace concluir que un aumento que podría ser cercano al 50 por ciento de lo que ya se paga hoy ayudará en algo al desarrollo económico?
Por lo contrario, según el economista Ramón Cao, si el aumento se concreta, supondrá la pérdida de unos 170 mil empleos. De hecho, según el presidente de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Heriberto Martínez Otero, ese aumento que han acordado la Junta con la AEE, y que avala La Fortaleza, es en realidad un “impuesto escondido a los pequeños y medianos comercios” que, según su lectura, serán los más impactados por el aumento de luz.
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A lo anterior, añada que prácticamente todos los productos y servicios locales experimentarán un aumento que no pagará otro, sino el consumidor como usted.
Pero claro, ni desde La Fortaleza ni desde la Legislatura se ha escuchado la indignación o la contundencia en el repudio que todos escuchamos sobre el aumento de un peso 29 centavos que fue derogado en un santiamén.
¿Preocupa un aumento de un peso, pero no escandaliza uno que tiene el potencial de hacernos pagar un 50 % más de lo que ya pagamos hoy? Será que estamos todos locos.