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Mara Pérez: ¿Casi casi directora?

Lea la opinión del periodista Julio Rivera Saniel

No. El problema del transporte marítimo a Vieques y Culebra no es nuevo. No. El deterioro de las embarcaciones tampoco lo es.

Y ninguno de esos asuntos es responsabilidad directa de la titular de la Autoridad para el Transporte Marítimo, Mara Pérez. Tampoco es su responsabilidad directa la cantidad de recursos  —por lo visto insuficientes— para manejar ese problema.

En cualquier caso, son el Gobierno central y la Junta Fiscal los responsables de aprobar y asignar el dinero que garantice la operación y el mantenimiento de la flota que Pérez maneja.

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De lo que sí es responsable Pérez es de sus ejecutorias al mando de esa agencia. Y por ellas debe ser evaluada. Por sus determinaciones. Por el manejo —eficiente o no— de las constantes crisis. Por sus expresiones públicas, incluso aquellas en las que —en entrevista conmigo la pasada semana en Radio Isla 1320— optó por exhortar a los viequenses y culebrenses a ponerse en sus zapatos, poco después de asegurar que temió por su vida y pensó en la posibilidad de morir, como lo hizo la joven Arellys Mercado presuntamente a manos de Jensen Medina. Mara Pérez es responsable de lo dicho y de lo que decide no contestar.  Y a la luz de todo lo anterior, ya ha sido evaluada, incluso, por lo visto, por su jefa, la gobernadora Wanda Vázquez, quien el lunes optó por darle un espaldarazo a la funcionaria. Pero en lugar de defender su permanencia de manera contundente y argumentar acerca de por qué Pérez merece más tiempo en su puesto antes de ser removida, la gobernadora, en una determinación que arrancó carcajadas y una lluvia de memes en las redes sociales, eligió dejar a Pérez en su puesto, sin las responsabilidades del puesto.

Me explico. Según WandaVázquez, Pérez seguiría en su cargo, aunque sin la responsabilidad de manejar todo lo relacionado con la transportación marítima a las islas municipio.

Entonces, ¿qué responsabilidades le quedan a Pérez? “Tengo el compromiso que no va a estar a cargo de los asuntos que tengan que ver con Vieques y Culebra”, dijo la Gobernadora a preguntas de los periodistas que, como el resto, intentaban comprender el alcance de la determinación. Al insistirle, añadió que Pérez tiene “muchas otras responsabilidades”. Sin embargo, al echar un vistazo a la ley que habilita la Autoridad para el Transporte Marítimo, tal afirmación queda atrapada en medio de grandes signos de interrogación. La Ley del 1 de enero de 2000, según enmendada, establece que ATM recibiría las operaciones y los activos que hasta entonces estaban en manos de la Autoridad de los Puertos para manejar “el transporte de lanchas entre Fajardo (ahora Ceiba), Vieques y Culebra y San Juan, Hato Rey y Cataño”.

Ahora, 20 años después de esa ley y con la descripción de tareas que ha expresado la gobernadora, las funciones de Pérez son de todo menos “muchas otras”. Si la gobernadora se mantiene fiel a lo dicho y no se busca una interpretación alterna a sus expresiones como mecanismo de desagravio, Pérez ya no tendrá a su cargo Vieques y Culebra. Tampoco el Acuaexpreso, que ya no existe. Es ese caso, no le quepa la menor duda, la funcionaria ha sido reducida de facto a dirigir el servicio de lanchas de Cataño.

Aunque mantener a la funcionaria “en su posición” y con la confianza de la gobernadora, es incuestionablemente una afirmación incompatible con retirarle a un titular de agencia sus responsabilidades primarias.

O si no, imagine un escenario en el que experimentamos una rachas de “redefinición de tareas” para otros jefes de agencia y, de súbito, el secretario de Agricultura atiende “todo menos” el tema de los cultivos, el secretario de Educación lo atiende “todo menos las escuelas” o el jefe de la Policía se encarga de “todo menos de los agentes activos”. Toda una nueva cepa de casi casi secretarios.

No, señor, no. O un jefe de agencia cuenta con la confianza para cumplir todas y cada una de las responsabilidades para las que fue confirmado o, simplemente, se está ante el mayor de los eufemismos para evitar tener que dar el paso de destituirlo. Estamos ya grandecitos para creer cuando nos dicen que casi casi resuelven controversias de eficiencia gubernamental.

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